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COLUMNAS: Correo de Europa

Objetivo: Eslovenia

Julio César Herrero | 01.01.2018
COLUMNAS: Correo de Europa

La reducción de la desigualdad es uno de los retos más importantes, si no el mayor, de un mundo globalizado. La creación de la Unión Europea (UE), uno de los proyectos más ambiciosos de la edad contemporánea —si no el más—, supone una doble exigencia para los países miembros: ya no sólo se trata de incentivar medidas políticas que reduzcan la desigualdad entre los nacionales; sus objetivos son medidos por comparación con el resto de los países que conforman la Unión. Esa vigilancia comparativa hace más evidentes las diferencias y presiona sobre los Estados.


A finales del año pasado, la Comisión Europea publicó los resultados de un informe sobre el empleo en la Unión a partir de indicadores sociales de 2016 (Estudio sobre la Evolución Social y del Empleo en Europa). Evaluó siete criterios: desigualdad de rentas, abandono escolar y de la formación, diferencia en la tasa de empleo masculina y femenina, riesgo de pobreza o exclusión social, jóvenes que ni estudian ni trabajan, tasa de paro, eficacia del gasto social en la reducción de la pobreza.

Existen distintas maneras de definir y de medir la desigualdad. Para la Comisión se trata de la relación entre los ingresos del 20% que más gana y el 20% que menos gana. En este primer apartado, Eslovaquia, Eslovenia, Finlandia y la República Checa obtienen la máxima calificación, seguidas por Austria, Bélgica, Dinamarca, Estonia, Francia, Holanda, Hungría, Malta y Suecia. Bulgaria, España, Grecia y Lituania atraviesan una situación “crítica”. Alemania, Chipre, Croacia y Polonia se sitúan en la media. Es decir: el 20% que más gana obtiene cinco veces más que el 20% que menos percibe. Letonia, Luxemburgo y Portugal se encuentran bajo vigilancia.

En Croacia, Eslovenia y Lituania apenas existe abandono escolar o de la formación. Les siguen, Austria, Dinamarca, Grecia, Irlanda, Luxemburgo, Polonia y República Checa. Sin embargo, la situación es crítica para España, Malta, Portugal y Rumania. Finalmente, están siendo vigiladas Bulgaria, Chipre, Hungría e Italia.

La diferencia en la tasa de empleo masculina y femenina es prácticamente inexistente en Letonia, Lituania y Suecia. Algo mayor, pero aún por encima de la media, en Austria, Bulgaria, Dinamarca, Eslovenia, Francia y Portugal. La situación es crítica en Grecia, Italia, Malta y Rumania. Bajo vigilancia se encuentran Bélgica, Chipre, Eslovaquia, Hungría, Polonia y República Checa.

No existe riesgo de pobreza o exclusión social en Dinamarca, Finlandia, Holanda ni en la República Checa. Y es prácticamente inexistente en Alemania, Austria, Eslovaquia, Eslovenia, Francia, Hungría, Malta y Suecia. La situación es crítica en Bulgaria, Grecia y Rumania. Lituania se encuentra débil, pero mejorando, y Chipre, Croacia, España, Italia y Lituania están siendo vigiladas.

Respecto a los jóvenes que ni estudian ni trabajan, Bulgaria, Chipre, Croacia, Grecia y Rumania atraviesan una situación crítica. España, Letonia, Lituania son países vigilados por la Comisión ante el temor de que puedan engrosar el grupo anterior. En el caso de Italia, la situación es débil, aunque mejora. El contexto es bueno, aunque empeora en Alemania y en Austria. En Dinamarca, Holanda, Luxemburgo y Suecia la situación es excelente, seguidos por Bélgica, Eslovenia, Estonia, Malta y República Checa.

Con relación a la tasa de paro, Alemania y República Checa obtienen las mejores calificaciones. Detrás se sitúan Dinamarca, Eslovaquia, Holanda, Hungría, Luxemburgo, Malta, Polonia y Rumania. Grecia es el único país que atraviesa una situación crítica, aunque Estonia, Italia y Portugal se encuentran bajo vigilancia. La situación de Chipre, Croacia y España es débil, aunque mejora y la de Austria es buena, pero empeora.

Finalmente, Austria, Dinamarca, Finlandia y Suecia son extraordinariamente eficaces respecto al gasto social en la reducción de la pobreza, seguidos por Bélgica, Eslovenia, Francia, Hungría y República Checa. La ineficacia absoluta se encuentra en Bulgaria, Grecia, Italia, Lituania y Rumania. Y están bajo vigilancia Croacia, Eslovaquia, España, Luxemburgo, Polonia y Portugal.

Que Dinamarca haya obtenido las mejores calificaciones en los siete parámetros no resulta novedoso. Forma parte de esos países del norte de Europa en los que las cosas se vienen haciendo bien desde hace tiempo. Sí lo es que Eslovenia obtenga el segundo puesto, por encima de Finlandia o incluso Suecia. Quizá en el 2018 la diferencia ya no sea entre el norte y el sur. Al menos, en la Unión Europea. EP

 

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Julio César Herrero es profesor universitario, periodista y director del Centro de Estudios Superiores de Comunicación y Marketing Político.

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