JUNIO: Chucho Reyes: una fiesta con muchas facetas
Entrevista con Humberto Spíndola
ARMANDO LÓPEZ CARRILLO: Humberto, quisiera pedirte que desde tu experiencia, desde el conocimiento que tienes sobre Chucho Reyes, nos platicaras hasta dónde llega esta exposición y qué más habría que decir sobre este artista.
HUMBERTO SPÍNDOLA: Siempre son bienvenidas todas las exposiciones de Chucho Reyes, porque es un artista verdaderamente poliédrico y cada una de sus facetas es muy impresionante. Está bien porque es un personaje fundamental que a veces parece estar en cierto olvido, más que nada porque hay mucha falta de información sobre él. Las nuevas generaciones, y generaciones no tan nuevas, lo conocen muy poco por falta de difusión. Esta exposición celebra cuarenta años de su muerte y se centra, según veo yo, en el gran artista pintor, su aspecto más convencional, el más notorio. Los curadores lo hicieron muy bien porque establecen muchas referencias a los vínculos de Reyes con sus artistas, especialmente con José Clemente Orozco y Marc Chagall. Hay varios retratos de Roberto Montenegro también. Luego hacen unos muy pequeños guiños a su trabajo como asesor de arquitectos, sobre todo de Luis Barragán, pero con sólo tres pequeñas fotos, sólo un guiño.
También se preocuparon mucho por exhibir algunas de sus pinturas al óleo, poco conocidas. Reyes exploró muy poco la pintura al óleo y se ve que buscaron varias para exponerlas; siempre son muy interesantes y, sobre todo, ver cómo no fue su medio. En el óleo no fluía con la misma facilidad que en el gouache o las anilinas sobre papel. Pero está bien, pienso que se dedicaron a reivindicar esta parte pictórica, es una exposición pequeña y, claro, tocan los tópicos más comunes. A los curadores y a los críticos les atrae mucho su vinculación con las tradiciones, con el arte popular, el expresionismo que cultivó y sus temáticas. Sin embargo, creo que la exposición nos deja con ciertas lagunas, de ninguna manera nos expone a un Reyes total, al gran artista, sino que se limita a la pintura, y para entender a Reyes necesitas analizarlo en su totalidad.
El museo publicó un catálogo de la exposición bien editado y muy bien acabado. Me llama la atención el cuidado en la selección de color para las pinturas, lo que no es sencillo con obra plástica como la de Chucho Reyes. ¿Cuál es tu opinión de este catálogo?
El catálogo es un buen libro, con textos de algunos críticos muy buenos, pero que no aportan nuevas visiones, no son lecturas contemporáneas, son lecturas actuales de lo que siempre hemos conocido, por decirlo de alguna manera. Es más un anecdotario de Reyes, aunque sin ninguna vinculación con el arte, nada más mencionándolo como un artista excéntrico, como un antiartista, con una postura ante un medio artístico que él de alguna manera rechazó, pero todo eso lo hizo por algo y esa parte no está documentada. En el catálogo también hay un análisis muy interesante de Jaime Moreno Villarreal sobre algunas pinturas del siglo xix pertenecientes a la colección de Chucho Reyes, que las vincula con cierto tipo de obras que él también hizo. Asimismo, aparece el tema del coleccionismo, que lo hace un… ¿anticuarista?, ¿se dirá así?, pero sólo nos dan anécdotas y tampoco nos sirve mucho como referente, porque en la muestra no hay ningún objeto antiguo que podamos ver.
Es algo muy importante porque Chucho Reyes fue una persona que se dedicó a eso también, tenía esa pasión por las cosas antiguas, por los objetos antiguos, que yo ampliaría a otra visión más extensa. Después de ver la exposición y analizarla, de ver los videos y la tabla cronológica, con detalles muy interesantes de su vida, pienso que Reyes fue un artista que no solamente se refirió al pasado. Sí se asomaba al pasado en los términos del anticuario y del empleo de técnicas pictóricas que podemos llamar populares, porque pintó sobre papel de China y con lo que se pintaban las casas de los pueblos; ahora se pintan las casas con acrílicos o vinílicas y el arte popular se pinta con lo mismo, todo resulta parejo.
Te decía que no solamente fue una persona muy interesada en el pasado, sino también en un esteticismo total; creo que lo principal de Chucho Reyes en este momento es que podemos hacer lecturas de su obra desde el arte contemporáneo y conceptual. Si lo viéramos desde esa perspectiva comprenderíamos que muchos de los puntos que los críticos entienden como excentricidades son perfectamente explicados desde el punto de vista contemporáneo y conceptual, que su arte tiene las herramientas para poder aterrizar esto. Entonces eso le falta a la exposición.
Me comentabas al principio de la entrevista que Reyes fue un artista poliédrico, con muchas facetas, y quisiera preguntarte ¿cuáles son las facetas de este poliedro, además de la pintura?
Claro, está la pintura, la fotografía, se metió hasta en la gastronomía, estuvo en diseño de muebles, en arquitectura. Como te digo, si lo analizas desde el punto de vista conceptual entiendes cómo a Reyes, al igual que a los artistas conceptuales actuales, le gustaba pensar en algo para después mandarlo a hacer, eso es parte de la base de los conceptualistas de hoy; lo importante es la idea y, bueno, que la manufactura la haga alguien que la sepa hacer. Si tú sabes hacer algo ya no eres conceptual, eres un artesano. A Reyes le pasaba lo mismo y lo hizo con Barragán, le proporcionaba ideas y el arquitecto las ejecutaba, se conseguía carpinteros, les decía “quiero hacer un mueble así” y ya. En la colección de sus obras en Casa Luis Barragán hay diseños de floreros, con medidas y materiales, para que los ejecutara alguien más.
Por otra parte tenemos a este otro artista muy especial que hacía una presentación de su obra. Te lo voy a describir. Se han visto mucho esas pinturas que dicen “Empieza la fiesta del color”, “Empieza la función” o “Aquí termina la función”. Esto es porque cuando llegaba gente a ver sus papeles para comprarlos ponía varias mesas en su comedor y varias sillas, colocaba sobre las primeras los papeles y, ya sentados los visitantes, muchas veces estadounidenses, tomaba el primero y decía: “Empieza la función”, para comenzar a mostrar uno por uno, poco a poco: un caballito, un gallito, lo que fuera. Preparaba su película, su visión, su vista, para que la gente escogiera. Cuando terminaba con el último decía: “Aquí termina la función”. Para mí eso es un performance.
Además tenemos lo que en la exposición llaman “murales portátiles”, estas figuras que clavaba con chinchetas en la pared para hacer figuras más grandes. A mí me ha tocado montar varias, ángeles, calaveras, diablos, caballos, para darles dimensiones mayores, porque siempre lo limitaba el tamaño de la hoja de papel de China. A veces las hacía en cartón y las recortaba, exploraba valores escultóricos desde la pintura y las pegaba en la pared. En la exposición podemos ver varias. Pues bien, no es la manera óptima, porque requiere mucha más gracia presentarlas, pero eso es una instalación. Si comparas lo de Carlos Amorales que está en el MUAC con esta exposición de Chucho Reyes en Bellas Artes encuentras una relación completamente directa. Los altares de Dolores que él hacía, que eran fantásticos, eran instalaciones también, ¿verdad? Y no sólo de objetos tradicionales.
Además en este caso hablamos de arte efímero, un medio también presente en el arte contemporáneo.
Sí, claro, duraban sólo un día, eso es muy vigente en el arte conceptual. También encontramos esa cierta necrofilia en el arreglo de los muertos, con una base social muy fuerte porque, en aquella época, cuando alguien se moría se le velaba en su casa, incluso en la Ciudad de México. No había funerarias, había que arreglar a los muertos y vestirlos. Las hermanas de Reyes arreglaban a las señoras de Guadalajara que se morían, las maquillaban muy bien y eran famosas por eso. Reyes también aprendió a hacerlo. Quien quiera ver la tradición de la muerte en México nada más como el Día de Muertos y los grabados de Posada, se queda un poco corto. Chucho Reyes tenía otra manera de ver las cosas y todas estas acciones no buscaban nada más una intención medio necrófila o hacer un performance, sino realizar acciones cargadas de una intención estética. Él lo hacía por ser más elegante, ésa era su manera de expresar una acción, según tengo anotado en los apuntes de mis conversaciones con mi informante, su sobrino. Se expresaba bajo el formato de la elegancia, una palabra tan devaluada que yo creo que ya ni se usa. Cuando ves que todas estas acciones estaban cargadas de esa estética empiezas a entender al personaje; por ejemplo, acuérdate de que los papeles de China que él pintaba eran para envolver las cosas que vendía, envolturas exclusivas que luego resultaron pinturas maravillosas, hoy colgadas en la exposición que comentamos. Pero sus ideas sobre color, sus ideas sobre atmósferas, las casas que tanto le interesaron a Barragán, sus ideas sobre mobiliario, todas ésas son caras de este poliedro del que te estoy hablando.
Escuchándote durante la visita guiada a la exposición recordé a Lily Kassner, a quien tú considerabas la máxima especialista en Chucho Reyes, y lamenté que ya no haya alcanzado a ver esta exposición, para conocer su opinión. ¿Tenemos nuevos especialistas en este artista?
Pues mira, esta exposición está hecha por buenos curadores y buenos críticos de arte, pero no son especialistas, y creo que se nota un poquito que no hay una especialización para tratar a un artista que es un fenómeno muy singular. Te lo digo porque llevo treinta y cinco años reflexionando sobre mi interés en él y cómo esa coincidencia surgió de que empleamos los mismos materiales. Reyes no es una persona que se asimile a la primera y las anécdotas de su vida son muchas, pero cada vez se distorsionan más. Entonces, al no existir una biografía seria, lo único que se está forjando es precisamente un mito, aunque yo creo que sería muy conveniente que ese mito fuera mejor documentado, valorando todas sus facetas. Todas las personas que lo conocieron ya murieron, y en su momento a nadie le interesó hacer su biografía. Yo ahora estoy pensando mucho en hacer
otro libro sobre Chucho Reyes con lo que conozco, con las historias que me han llegado de él. Para poder valorar y formalizar un mito más sólido no voy a poder hacer otra cosa.
Pero ese trabajo ya sería importante, una fuente útil para documentar su personalidad y toda una época.
Hay muchas cosas sobre Chucho Reyes que no se analizan, aparentemente fue una persona muy reservada, no participó mucho del mundo artístico, hizo algunas exposiciones, una de ellas en Bellas Artes, pero siempre estaba en su casa, no andaba en galerías. Hizo todos sus experimentos dentro de sus límites pero al mismo tiempo era una figura muy pública, porque él mismo vendía sus cosas y estaba muy relacionado con la sociedad, especialmente con la alta sociedad. Era una persona de una gran sociabilidad. Así como arreglaba muertos, lo cual se ve con gran sorpresa, también arreglaba bodas; arregló las bodas de muchas amigas mías para que todo fuera elegante, de eso también habría que hablar. O sea, era un hombre sumamente sociable pero no como lo son generalmente los artistas; era sociable porque necesitaba vender, necesitaba promocionar sus cosas, pero era un artista total, todo lo veía en función de la estética, de la elegancia y del buen gusto. Todas ésas son maneras de expresar una acción artística, ética. Esta dicotomía entre un hombre que es muy social pero que también es muy privado tiene un balance muy especial, porque todo sucedía dentro de su casa. Además, fue un hombre que vivió con una libertad muy especial, mucho le debe el mundo contemporáneo a las acciones de Chucho Reyes porque vivió su homosexualidad con mucha libertad y ya de muy viejo. ¿Tú sabes a qué edad se llevó a vivir a su sobrino a su casa? Eso fue después de que se murió la última de sus hermanas, tenía casi noventa años y el sobrino tenía dieciocho, eso me parece a mí ejemplar. Al mismo tiempo era un hombre muy religioso, iba a misa diario, era miembro de la tercera orden franciscana, era muy austero pero a la vez estaba lleno de lujos, de marfiles y objetos de plata. A mí no me gusta usar la palabra contradicciones porque parece que se refiere a dos cosas que chocan, pero él las hacía convivir muy bien.
Una de las grandes lecciones de Reyes, y yo siempre soy muy crítico a ese respecto, es sobre el arte popular, porque arte popular no significa ahora lo que significó en esos tiempos; hoy en día trata de explicarlo todo y por lo tanto no explica ya nada. Antes lo veían desde otro punto de vista que puede definirse perfectamente bien. Para Reyes, dentro de su concepción, el arte popular y los objetos populares valían lo mismo que los objetos del gran arte. Los veía como objetos de belleza y si eran bellos no tenían por qué no estar uno junto al otro, eso es una enseñanza actual. Creo que hay mucho por estudiar pero más que nada por aprender de Chucho Reyes, y siento que no lo hemos valorado lo suficiente porque nadie ha hecho esta relación entre el arte y su vida. Por alguna causa que desconozco, a mí me ha tocado hacer esta conjunción y las herramientas que tenemos hoy nos permiten comprenderlo mejor.
¿Qué nos puedes decir de las falsificaciones de su obra? Se ha comentado que muchas de las piezas que se le atribuyen son falsas.
Es uno de los artistas más falsificados. No estoy tan seguro de que no haya falsos en la exposición. Mira, por ejemplo, esta muestra no homologa las cédulas; tampoco revisé cédula por cédula pero me da la impresión de que están conformadas por lo que dijo cada autor o cada coleccionista. Unas dicen “gouache sobre papel de China” y otras “tinta sobre papel de China”; los curadores no homologaron eso, cada quien dejó su versión según su catálogo. Vi algunas piezas que en la cédula dicen “acrílico sobre papel de China”, pero ¿cómo, si Chucho Reyes nunca pintó con acrílico? Seguramente el coleccionista te diría que fue el primero en usarlo, pero yo no estoy seguro, no lo creo. EP
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Humberto Spíndola es un artista visual que ha explorado e incorporado las técnicas tradicionales mexicanas de trabajo en papel al mundo del arte. Sus instalaciones en papel de China picado son coleccionadas por importantes museos de México y el mundo, como el Museo Británico de Londres. Su conocimiento del papel de China lo ha llevado a restaurar y coleccionar la obra de Chucho Reyes, sobre el que ha escrito dos libros de investigación.
Armando López Carrillo es editor y gestor cultural.