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#ExclusivoEnLínea: El Banco Nacional de Comercio Exterior, una institución fundamental para el desarrollo de México

Francisco Suárez Dávila | 15.11.2018
#ExclusivoEnLínea: El Banco Nacional de Comercio Exterior, una institución fundamental para el desarrollo de México
Ponencia presentada en el Foro: “La importancia de la banca de desarrollo: El caso de BANCOMEXT”, que se llevó a cabo el pasado martes 13 de noviembre de 2018 en el Senado de la República.

Muchas gracias por la invitación a participar en este importante foro del Senado de la República, sobre un tema trascendente y oportuno.

Comienzo mi intervención con una cita histórica: “La Comisión Permanente del Congreso de la Unión rechaza la iniciativa anunciada por el Gobierno Federal para fusionar o liquidar a Banco Nacional de Comercio Exterior y a Nacional Financiera, por ser una resolución inadecuada que lesiona aún más la capacidad del Estado mexicano para apoyar el desarrollo sostenido y equitativo de México”.        

¡Este valiente Punto de Acuerdo, aprobado el 11 de agosto de 2004, por la Comisión Permanente y apoyado por una amplia mayoría de legisladores del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y del Partido de la Revolución Democrática (PRD), salvó a la Institución! La recomendación no fue improvisada, se derivó de varios foros de análisis a profundidad organizados por el Senado, convocando a expertos y analizando experiencias comparadas. En 2009, ante un nuevo intento de fusionar las Instituciones, dentro de reformas a las leyes financieras, el Senado se pronunció nuevamente en contra. La entonces senadora Yeidckol Polevnsky había coordinado el Foro “Una Banca de Desarrollo para el Crecimiento Económico y la Generación de Empleo. En el documento correspondiente escribió:

“A la raíz de la crisis financiera, desencadenada en otoño de 2008, se ha advertido una creciente revaloración de la banca pública, incluso por parte de sus antiguos detractores, de modo que ya no se discute cómo cerrarla o acotarla sino cómo potenciarla y ampliar sus áreas de actuación”… El quehacer de la banca privada, no ha podido, ni podrá suplir al de la banca política en sus tareas de impulso al desarrollo”.

En ese esfuerzo participaron, entre otros, los senadores Yaidckol Polevnsky, Manuel Bartlett, María de los Ángeles Moreno y Beatriz Paredes, entre otros, y su servidor como Presidente de la Comisión de Hacienda de la Cámara de Diputados.

Después de su derrota inicial ante el Congreso en 2004, el Gobierno del Presidente Fox trató de “desaparecer a Bancomext por la trastienda” con argucias ilegales, designando al Director de Nafin para dirigir a ambas instituciones (como se pretende repetir ahora), le cercenaron la función de promoción para eventualmente crear ProMéxico. Esto fue otro error, ya que requirió partida presupuestal propia, Bancomext lo financiaba con sus utilidades. Este periodo fue lamentable para ambas Instituciones, ninguna hizo bien su tarea. Nafin, el gran banco del desarrollo industrial se convirtió en “Nacional Factoraje” para dar liquidez a PYMEs proveedoras de grandes empresas, ser garante del riesgo de los grandes bancos, relegado a operar en el llamado “segundo piso” y avocándose al “casque” en los mercados financieros, dando ínfimo financiamiento a las PyMEs. No es muy distinto ahora. Bancomext apenas sobrevivió con actividad muy limitada. ¡Época negra para la banca de desarrollo que se convirtió en la banca del “subdesarrollo”!

Parte de la inspiración para estas políticas provino claramente de las prescripciones de los organismos internacionales: el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial. Hay una recomendación al gobierno mexicano explícita del FMI de octubre de 2006, donde sugieren ”que una Agencia de Desarrollo (no un banco) debiera sustituir a Nafin y Bancomext” y la promoción de la exportación debiera ser financiada a través del presupuesto. Grandes errores.

Con el gobierno de Peña, una de las cosas que se hicieron bien fue resucitar a Bancomext restableciendo su plena independencia y devolviéndole su vocación, nombrando en secuencia tres directores de alto nivel: Enrique de la Madrid, Alejandro Díaz de León y el actual Francisco N. González Díaz que hicieron buen su tarea y realizando un verdadero renacimiento institucional.

Lo que menos esperaríamos, y más sorprende, es que ahora la nueva amenaza para desparecer a Bancomext proviene de un gobierno de izquierda, de carácter progresista, para tratar de hacer lo que no lograron tecnócratas de gobiernos neoliberales. 

Voy a analizar por qué esta propuesta es ignorante, insensata, no cumple ningún propósito y va a contracorriente de la historia y del presente. Por qué es indispensable defender a una Institución fundamental para el desarrollo del país, todavía más necesaria en la autodenominada “Cuarta Transformación”.              

  1. Bancomext es un legado del Presidente Lázaro Cárdenas que lo creó hace 80 años para financiar las exportaciones agrícolas. Fue parte de las instituciones que sirvieron para sustentar un crecimiento del 6% anual, bajo la exitosa estrategia desarrollista
  2. En 1982 el Presidente Miguel de la Madrid fortaleció la Institución, integrándole el Instituto Mexicano de Comercio Exterior (IMCE), que hacía la promoción del comercio exterior, función que ya pudo cubrir Bancomext con sus propios ingresos. En las crisis de 1982 y 1994 pudo apoyar a la planta productiva y por la naturaleza de su función especializada, ligada a las exportaciones que genera divisas como fuente de pago, fue el único banco que siguió obteniendo crédito internacional, inclusive de sus contrapartes como el Banco de Exportaciones e Importaciones de Estados Unidos, conocido como Eximbank. Si México nuevamente tuviera problemas financieros de origen interno o externo este carácter especial sería de gran utilidad. No se mezclan los recursos con operaciones sin protección cambiaria, lo que ocurriría si se confunde con la masa de Nacional Financiera.
  3. Desde su creación, es el único banco público o privado que no ha tenido que ser rescatado por problemas financieros.
  4. Es una Institución mexicana que ha consolidado un gran prestigio internacional. A partir de 2013, en su fase de renacimiento, ha estado participando en operaciones típicas de un banco de desarrollo vinculado con el sector externo: apoyando parques industriales, maquiladoras, la industria automotriz, las aerolíneas, los grandes proyectos como el puente aeroportuario Tijuana-San Diego, parques eólicos en el Istmo de Tehuantepec, las cadenas de valor de las PyMEs. Desde 2013 su crédito aumenta a ritmos de 30% anual, sumando una cartera de crédito de más de $200,000 millones de pesos. Siempre ha dado créditos en primer piso directos a las empresas, no relegándose al llamado “segundo piso”, de subordinarse con redescuentos y garantías a bancos privados, como lo quería la teología liberal y que se le impuso a Nafin. Mantiene una alta participación de mercado de financiamiento a empresas industriales exportadoras y opera dando plazos más largos que la banca. Sus utilidades han crecido a ritmos altos de 20% anual. Esta labor la realizan con sólo 520 personas, nadie puede igualar esta relación de beneficio-costo.
  5. Por estos excelentes resultados la Asociación Latinoamericana de Instituciones Financieras reconoció a Bancomext como el Banco de Desarrollo del Año en 2017.
  6. Eliminándolo no se ahorra nada, se cancelan utilidades y un valioso instrumento de apoyo al desarrollo. Es un banco autofinanciable. Al contrario, cualquier fusión entorpece la operación de ambas entidades y se incurren en costos. Esto no lo entienden algunos nuevos “austerócratas”.
  7. Vamos contra nuestra experiencia histórica exitosa. La banca de desarrollo es una aportación mexicana al instrumental eficaz de políticas económicas a nivel mundial. El Banco de Nacional de Obras y Servicios Públicos fue creado por Calles en 1933; Banco Nacional de Crédito Agrícola por Gómez Morín en 1926; Nacional Financiera, en 1934; Banco de Comercio Exterior en 1937. Se crearon antes que el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES) de Brasil, una gran institución, o que los grandes bancos de Desarrollo de Japón y Corea. Estas Instituciones fueron vitales para que México pudiera crecer al 6% anual durante 40 años. A partir de la oleada neoliberal y las reformas iniciadas en 1991, y sobre todo en 2000, la banca de desarrollo fue combatida por nuestra tecnocracia, aliada con los organismos internacionales y la banca privada ya extranjerizada. Con el declive de este instrumento México entró en el periodo del “estancamiento estabilizador”: estabilización de precios y financiamientos públicos, pero con mediocre crecimiento en todos los sectores.                  
  1. También vamos a contracorriente de lo que ocurre en el mundo. Puede ser cierto que algunos países avanzados industriales ya no requieren bancos de desarrollo industriales, pero sí mantienen sus bancos de comercio exterior. Así, Estados Unidos tiene el Eximbank; en Canadá, el Export Development Corporation; en Inglaterra está el Export Credits Guarantee Department (ECGD); en Corea y Japón existen similares. Son sus contrapartes y tienen una sólida relación institucional establecida con Bancomext.  Los países emergentes más exitosos, como China, han fortalecido los bancos de desarrollo y, en inglés, se llaman “Policy Banks”, bancos especializados de políticas sectoriales, contribuyendo a conformar programas, sustentado en proyectos detonadores. Así se creó un banco por cada sector, que era considerado fundamental para crecer. Nosotros igualmente debemos apoyar y mantener este banco para el comercio exterior), el de política industrial (Nafin), el de desarrollo agrícola (Financiera Rural), el de vivienda (Hipotecaria Federal), el de infraestructura (Banobras).
  1. Es una insensatez consolidar los bancos grandes, reduciendo el margen de acción del Estado mexicano: la fusión de Hipotecaria Federal (vivienda) con Banobras (infraestructura), refleja además gran ignorancia de sus funciones, lo único que los une es que usan “ladrillos”. Nacional Financiera tiene bastante con volverse a convertir en el instrumento de una nueva política industrial que no existe; Bancomext se vuelve todavía más importante con los Acuerdos del T-MEC, en que las exportaciones deben servir para generar más crecimiento, creando mayores eslabones entre las exportaciones y el contenido doméstico; diversificar exportaciones e importaciones, eliminando la dependencia con Estados Unidos; apoyar creciente presencia de empresas mexicana en el exterior. Debe servir para apoyar la política exterior, muy necesaria, por ejemplo, hacia Centroamérica y América Latina, como lo hacen los países avanzados con este tipo de bancos. No se duplica, sino que se complementan: son cosas diferentes.
  1. En cambio, sí es apropiada la propuesta del nuevo gobierno de hacer un reajuste estructural que significaría consolidar varios fondos o fideicomisos dispersos, a veces como juguetes de Secretarías de Estado, fuente de corrupción, consolidándola en el banco del sector correspondiente. Fomento Minero, los Fondo del Emprendedor y los Fondos PyMEs en Nafin; los Fondos Agropecuarios como el Fideicomiso de Riesgo Compartido (FIRCO), los Apoyos y Servicios a la Comercialización Agropecuaria (ASERCA) y los Fideicomisos Instituidos en Relación con la Agricultura (FIRA). ¿Qué hace este último en el Banco de México? ¿No que su único objetivo es combatir la inflación?) Debe incorporarse a Financiera Rural y, el Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur) a Bancomext. También en ese sentido, Fonatur debe reintegrarse a Bancomext. Allí sí hay un ahorro, se cancela una partida presupuestal y, Bancomext, con sus utilidades, puede financiar la promoción, inclusive reforzándola con agentes en el exterior, como se hacía antes. Existe una vinculación orgánica entre el financiamiento y la promoción, que se demostró cuando el se integró a Bancomext.                   
  1. La banca de desarrollo es todavía más importante con un sistema de banca privada, que no está cumpliendo sus objetivos de apoyo al desarrollo, con un alto porcentaje de extranjerización, muy concentrado en crédito al consumo y vivienda, con poco a actividades productivas.
  2. Lejos de una clara regresión histórica neoliberal, uno esperaría que un gobierno progresista sacara a la banca del “subdesarrollo” para revitalizarlo como banca de desarrollo, como gran instrumento de política económica. Como instrumento real del futuro gobierno. Parecería que el Presidente Electo no puede favorecer la reducción de instituciones eficaces del Estado mexicano, acatando orientaciones de los organismos internacionales y favoreciendo una mayor participación de la banca privada extranjera. Quizá no fue adecuadamente asesorado de lo que implica. Esperamos que los legisladores lo hagan.
  3. Parto de la base que el cumplimiento de las formas y sobre todo la ley son importantes. ¿Cómo se puede hablar ya de un Director para dos instituciones, porque se van a fusionar (esto está ya en el “borde de lo ilegal”, como lo hizo la administración de Fox)?, pero principalmente la fusión todavía no está autorizado por legislación del Congreso. Cada Institución está amparada por su Ley Orgánica. ¿Acaso tampoco importa violar la ley bancaria, que establece que el requisito para ser nombrado director general de una institución nacional de crédito, “es haber prestado por lo menos cinco años sus servicios en puestos de alto nivel decisorio, cuyo desempeño requiera conocimiento y experiencia en materia financiera y administrativa”? El director propuesto, Eugenio Nájera, salvo que no esté completo su currículum, no parece reunir ese requisito explicitado en el artículo 24 de la Ley de Instituciones de Crédito.
  1. Hay que reconocer el patriótico papel que en defensa del Banco, su Institución, ha logrado un Sindicato reconocido desde su creación, como una agrupación independiente y progresista, que destacó entre todos los sindicatos bancarios. Debe ser apoyado.

En síntesis, Bancomext debe preservarse por su gran legado y presencia histórica; por su demostrada capacidad de proteger la planta productiva del país, debido a su privilegiado acceso al crédito externo; por su acreditado prestigio internacional; porque los países más avanzados preservan este instrumento por su utilidad; porque su desaparición no genera ahorros, sino cancela utilidades para financiar la promoción; por la necesidad de aprovecharlo en la nueva etapa de impulso al comercio exterior disminuyendo dependencia y vulnerabilidad hacia Estados Unidos.

En conclusión, hacemos una exhortación para que el Congreso, el Senado, retome el destacado papel que desempeñó históricamente para salvar a Bancomext en particular, y a la banca de desarrollo en general, en 2004 y nuevamente en 2009. Que actúe para preservar instituciones y políticas fundamentales para el país, configurando políticas de Estado que deben estar por encima de los partidos políticos. Yaidckol Polevnsky declaró hace poco que como Presidenta de Morena, cuidaría que algunos tecnócratas no hagan propuestas que desvíen su movimiento social de sus fines fundamentales. Ojalá recuerde lo que dijo, ella conoce bien el tema. Sospecho que han vuelto los fantasmas intelectuales conservadores que inspiraron la primera ofensiva contra el banco. Espero se alerte al presidente electo. la historia registraría el gran absurdo que un gobierno progresista logró, lo que no pudieron hacer los gobiernos y los tecnócratas neoliberales, “desaparecer Bancomext, achicar la banca de desarrollo del Estado para fortalecer a la banca privada extranjera y darle gusto al FMI.. Por otra parte, la nación reconocería, que el Congreso, en forma unida, estuvo a la altura de su responsabilidad para con México.

Me disculpo por hablar con tanta convicción y, sobre todo, emotividad. En defensa de ello, doy tres excusas: mi padre, Eduardo Suárez, entonces Secretario de Hacienda de Lázaro Cárdenas, llevo a cabo la creación de este Banco; yo, como subsecretario de Hacienda de Miguel de la Madrid, refrendé con él en 1982, en ausencia del Secretario Jesús Silva Herzog, la Ley Orgánica que lo modernizó y fortaleció en sus funciones, inclusive la de la promoción y, finalmente, como Presidente de la Comisión de Hacienda, en oposición al gobierno con colegas legisladores de diversos partidos, actuamos para promover el citado Punto de Acuerdo para salvar el Banco en 2004. Sostuvimos la batalla hasta el 2013. Ojalá este foro, apelando al patriotismo y responsabilidad del Senado, pueda lograr esta nueva hazaña institucional.

 

 

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Francisco Suárez Dávila es un político y diplomático mexicano. Es  ex embajador de México ante Canadá. Es maestro en Economía por la Universidad de Cambridge. 

 

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