Boca de lobo: Cuatro hombres
Con la mirada en la cámara de FOROtv, Leo Zuckermann dio la bienvenida: “Estamos debatiendo el tema del derecho de las mujeres a interrumpir un embarazo”. Empezamos mal. Si asumes que el aborto es un derecho no existe materia que debatir. ¿Por qué contraponer ideas sobre ese derecho? ¿Acaso lo hacemos en el derecho a la no discriminación o a la igualdad ante la ley?
“Ay, no exageres, es semántica”, diría un defensor de Leo y ahí recuerdo a Tatiana. Prestigiosa abogada en igualdad de género, la amiga que conocí en días en que el feminismo mexicano se volvía la monumental ola que es hoy tenía un radar. Podíamos estar en el hipódromo y al oír un comentario de unos apostadores decía: “eso que dijeron es machista”. Oíamos la radio en su auto y al detectar una frase de un locutor aclaraba: “eso que dijo es machista”. Comíamos unos tacos y me detenía: “eso que dijiste es machista”. Era una detective hallando dolorosas pistas verbales del delito. “¿Por qué es machista?”, la cuestionaba, inútil para detectar el mal. Me explicaba paciente, abría cada palabra como una semilla cuya entraña era la “distraída” oralidad machista, que expandida en millones de varones vuelve habitual la violencia hacia la mujer y asciende hasta su cumbre: el feminicidio.
Abandonemos el “lapsus” de Leo y retomemos Es La Hora de Opinar. La cámara se abre y vemos a los participantes. Zuckermann, hombre. Jorge Castañeda, hombre. Héctor Aguilar Camín, hombre. Javier Tello, hombre. Puros hombres debatirán el derecho de la mujeres a decidir qué hacer sobre su cuerpo. Seguros, fijan las obligaciones del Estado ante el aborto. ¿Ellas tienen derecho a abortar o no?, polemizan con arrebato los muchachos.
Esta vez, lo que digan importa nada. Forma es fondo, elecciones son símbolos. Irrelevante les resultó que mujeres, expertas o no, feministas o no, opinaran sobre sus cuerpos. Ninguna, la mujer que sea, tuvo potestad, ni Denise Dresser que a veces se cuela en el programa. Los hombres eligieron cuatro hombres.
¿Y al menos son especialistas en aborto? Zuckermann, administrador público. Castañeda, economista. Aguilar, historiador. Tello, politólogo. Entonces oímos sentido común pese a que la controversia es un drama. Un millón de mexicanas de 15 a 49 años tuvieron al menos un aborto, y aunque las estadísticas son pobres se estima que 624 mujeres murieron por abortos clandestinos de 2002 a 2016, según la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares. Ni eso justificó una mujer en la mesa y esa ausencia detonó lo patético. “Si yo fuera mujer y estuviera embarazada, no sé si (…) interrumpiría el embarazo”, nos informó Zuckermann. Por cierto, Leo, solo las mujeres piensan como mujeres.
Las redes se indignaron. “Gracias Foro TV por tanto pene especialista en lo que debe exigirse o no a mi vagina”, tuiteó Nony Logo Arch, justo antes de otro tuit que retomó al blog Diario de una Chica Loca: una mujer cuenta que un amigo le confesó haber embarazado a una chica. “Le pregunté sobre qué haría ahora y su respuesta me hizo reflexionar: ‘No quiero tener hijos, que ella aborte y si no lo hace, qué bien, pero no me haré cargo’. No dije nada, solo lo miré y pensé que ella tendrá dos opciones:
-Ser llamada por la sociedad “mamá luchona”.
-Ser llamada por la sociedad “asesina”.
¿Y mi amigo? ¿Cómo será llamado?
Pues de ninguna forma, él seguirá siendo normal ante todos, a él no le presiona ninguna responsabilidad.
Creo que somos bastantes injustos. ¿No creen?”.
Leo y sus amigos no debieron debatir el derecho de la mujer al aborto. ¿Qué tal “el histórico abuso impune de nosotros, los hombres, en embarazos no planeados”? Tema más ad hoc para el Club de Tobi.
La imagen es de The Little Lulu Show