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Galaxia Gutenberg: El revés de esta luz, Premio de Poesía Joven Alejandro Aura

Eduardo Langagne | 01.05.2015

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Mayco Osiris Ruiz,
El revés de esta luz,
Taller Ditoria / Secretaría de Cultura de la Ciudad de México,
México, 2014.

Con El revés de esta luz, Mayco Osiris Ruiz (1988) obtuvo por unanimidad el I Premio de Poesía Joven que lleva el nombre de Alejandro Aura (1944-2008) y representa de muchas maneras un merecido homenaje al poeta que precedió a nuestra generación y nos legó frescura y novedad para los caminos que habríamos de andar. El premio al que convocó la Ciudad de México por primera vez en 2014, a los setenta años de nacimiento del poeta, representa una apuesta por la refrescante continuidad de la poesía que se escribe en nuestro país. Recordemos que aquella añeja antología editada en 1967 por Siglo XXI, tituladaPoesía joven de México, incluyó a José Carlos Becerra, Alejandro Aura, Raúl Garduño y Leopoldo Ayala, como una propuesta para que los lectores dieran un vistazo a la poesía más reciente que se escribía en México por aquellos años. En ese ámbito se distinguía la poesía de Alejandro Aura. Además, su trabajo en los escenarios de teatro y en la televisión reveló a un gran divulgador de la actividad cultural. Es también memorable su paso por la primera Secretaría de Cultura que hubo en esta enorme Ciudad de México. Al paso de los años, la comunidad siguió extrañando su presencia y cualidades de impulsor, promotor, verdadero guerrero de una razonada, necesaria y genuina promoción cultural para una megalópolis necesitada de afecto.

El premio, en su convocatoria inicial, ha merecido contar con un poeta de sólida formación, Mayco Osiris Ruiz, que denota su experiencia y seguridad formal en el desarrollo de sus poemas, además del conocimiento de los valores esenciales de la tradición de nuestro idioma y de otras lenguas, así como su buen juicio y su ejercicio pleno del concepto del verso como unidad del poema.

Los poemas que componen El revés de esta luz inician siempre con trazo seguro, convencido. Este joven poeta xalapeño, egresado con méritos del posgrado en la distinguida Universidad Veracruzana, se expresa en diversas formas rítmicas. Sus combinaciones claras, precisas, bien acentuadas, llevan un ritmo y una melodía afines a su concepción del poema en verso libre, que tiene la justa libertad que el verso propone y exige, la exacta combinación que el verso conoce y merece, y la concepción completa que el verso reclama y necesita.

El jurado que revisó los originales enviados a concurso hizo ver en su momento la difícil tarea de elegir entre numerosos participantes un libro ganador, pero su experiencia sumada y diversa se constata en la decisión sobre este buen libro que tenemos la fortuna de ver ya impreso.

El hecho de que El revés de esta luz se haya escrito al amparo del Fondo estatal de Veracruz, hace ver que ciertos proyectos culturales viven esta fantástica aventura de producir beneficios en el corto plazo. Un fondo estatal resulta un primer escalón en el apoyo formativo de un creador.

Poema tras poema, Mayco Osiris Ruiz nos expresa consistentemente sus asimilaciones —influencias, se decía; apropiaciones, queremos decir ahora— de poemas y autores de un amplio universo de lecturas no solo de sus círculos cercanos, no solo contemporáneas, sino de diversas tradiciones históricas y lingüísticas. Su libro nos trae con una singular fuerza expresiva una lectura novedosa que no se aparta de mostrar sus enormes cualidades formales. Un poeta joven que conoce bien su oficio y apuesta a seguir fortaleciéndolo.

El verso es la célula inicial del poema, de ahí se parte, por él se ordena. Es por ello que creo en el verso, en su ritmo, en sus posibilidades para atraer las ideas, las imágenes, las reflexiones al poema, de manera que puedan después ser escuchadas o leídas cercanamente por un lector. Sin el orden del verso, del concepto del verso, no hay poema. El lector puede sorprenderse de la enorme paleta de recursos que se utilizan en un poema, que pertenecen a la destreza del poeta como un aprendizaje tácito. El proceso de creación es diverso. Es habitual que la búsqueda provoque el momento poético. La inspiración, tan discutida, es probable que no exista cuando no se está trabajando en ella.

A través de sus epígrafes, Mayco Osiris establece una guía para expresar sus caminos previos como lector de poesía. Fragmentos poéticos de Eduardo Lizalde y Lope de Vega preceden al poema llamado “Cartografía”, donde la comprensión del mundo queda en el misterio del olvido:

Cartografía

Yo no entiendo nada,

y tampoco he inventado el nombre de las cosas.

Si alguna vez fui el viento,

si a mi paso rendidas cayeron las murallas,

no lo recuerdo ya.

No sé si existen huellas

dejadas por mis plantas:

mi rostro es un misterio

tan vasto como el mar

que otros sueñan de noche.

El autor se propone entonces buscar, entender, inventar, y acaso dejar huellas de su paz, de su paso. “Árboles” es el título común para el primer apartado del poemario, dividido en tres secciones o pequeños libros que en su conjunto nos dan El revés de esta luz. “Árboles” incluye once poemas que tienen a su vez un acápite del poeta griego Giorgos Seferis, en el que en tercera persona requiere imperativamente enseñarle a un niño a pensar en los árboles.

Distinguidos del bosque de palabras, los árboles que Mayco Osiris canta se presentan individualmente pero no tienen la intención de ser parte de un paisaje. Integrados no a un paisaje bucólico, sino a un paisaje íntimo, el poeta se permite buscar las raíces de su expresión poética para establecer la fronda que le hará reposar de esa tarea. Poemas de ausencia, de amor ausente, árboles que se asoman en el paisaje urbano, árboles que profundizan sus raíces en el humus de la búsqueda y ahí dejan sus pisadas, sus huellas:

[…]

Así te inventas. Así te inventa esta canción

de hierba que no sabe creer,

mas sabe de tu paso a tientas por el mundo,

de tu conducta herbal creciendo a cielo abierto

como un árbol de luz,

plantado en el espacio

tan breve en que te escribo.

Veinte poemas componen la segunda sección del libro: “Reino Mental”. Veintiuno exactamente, si sumamos al primero de ellos, no integrado a la numeración secuencial. Este primer poema pudiera funcionar adicionalmente como un resumen personal del conjunto, que sorprende nuevamente por el buen oficio de su factura. Poemas que observan el rigor del verso y que combinan atractiva y eufónicamente significados y sonoridades.

“Trasluz” se llama la última sección del libro y en ella seis poemas concluyen la emotiva propuesta lírica del volumen. Abre con un poema en prosa que no hace sino demostrar con claridad el oficio con el que cuenta ya la novísima pluma del autor. Con todo, más allá de los tiempos que nos provocan escalofrío y temblores, el poeta se pregunta: “A dónde me devuelvo, si todo tiene grietas”. En contraste con la prosa inicial, tres fragmentos componen uno más de los poemas de la sección que culmina con un epígrafe de César Vallejo, una manera sumada de mostrar el camino de sus lecturas.

Con sus diversos ánimos, excitados o calmos, advierto no obstante que con este buen oficio, en este libro de joven madurez, está latente un optimismo que no confunde los caminos de la genuina esperanza. Sigo pensando que la lectura es la única manera de valorar el ejercicio literario. Auguro al joven poeta un tránsito venturoso por este camino por el que se ha decidido y al mismo tiempo le deseo una larga vida al Premio que lleva el nombre de un imprescindible de nuestra segunda mitad del siglo XX: Alejandro Aura.

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EDUARDO LANGAGNE (Ciudad de México, 1952) es poeta y traductor. Premio Casa de las Américas, Premio de Poesía Aguascalientes. Ha creado música y letra de canciones y poemas sonoros, ha conducido programas radiofónicos de difusión cultural. Publicó el libro para niños Meu cavalinho vermelho, en Brasil, en 2009. Entre sus libros más recientes se cuentan su traducción Todos los ritmos: Siete poetas del Brasil, publicado en México, y Reposo del Guerrero, poesía, editado en Colombia, ambos en 2012. Miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte. Recientemente se realizaron tesis sobre su obra literaria en México (Benemérita Universidad Autónoma de Puebla) y en Polonia (Universidad de Wroclaw). En 2014 aparecieron Sobre la mesa del tiempo (BUAP) y Verdad posible (FCE). Es el Director general de la Fundación para las Letras Mexicanas.

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