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Colofón

Claudia Benítez García | 01.02.2017
Colofón

Mark Twain le contaba a sus hijas, antes de dormir, cuentos de hadas que se inventaba al momento, pero el único que ha sobrevivido —pues se cree que fue la única ocasión en que tomó notas1— es El robo del príncipe Margarina (The Purloining of Prince Oleomargarine). Un investigador encontró el manuscrito de dieciséis páginas en 2011, entre materiales de archivo, cuando visitaba el Mark Twain Papers and Project en la Universidad de California en Berkeley. El cuento trata de un niño pobre que puede hablar con los animales y que intenta ayudar a un príncipe que ha sido secuestrado por gigantes y llevado a una cueva custodiada por dragones.2 La historia no está terminada, por lo que Philip y Erin Stead se dieron a la tarea de completarla e ilustrarla. La versión extendida se publicará el 26 de septiembre de este año para que coincida con el día en que se celebra el ciento cincuenta aniversario de la publicación del primer libro de Twain: la colección de cuentos La célebre rana saltarina del distrito de Calaveras y otros relatos (The Celebrated Jumping Frog of Calaveras County and Other Sketches).

 

El lingüista Juan Romeu ha creado una tabla periódica de la ortografía, convirtiendo los símbolos químicos de la original en consejos ortográficos. La tabla del filólogo —quien ha trabajado para la RAE como editor de la Nueva Gramática— conserva las denominaciones de la química, pero agregando a cada elemento una breve descripción de una norma ortográfica.3 Por ejemplo, bajo el símbolo Ti, que en química equivale a Titanio, se lee: “El pronombre ti se escribe siempre sin tilde”; Fr (Francio): “Las festividades religiosas y otras van en mayúscula: Año Nuevo”.

 

Paul Auster ha escrito la que considera la obra más importante de su producción literaria: 4321, cuya publicación coincidirá con su cumpleaños número setenta este mes de febrero. Auster lo ha llamado “el libro más grande de su vida”, y no porque tenga novecientas páginas —tres veces más que cualquiera de sus dieciséis novelas. “Es un elefante”, dice el escritor, “pero espero que un elefante de carreras de velocidad. […] Siento que esperé toda mi vida para escribir este libro”. Por varios años le ofrecieron ser presidente de PEN América, del que ha sido vicepresidente y secretario; él no había querido asumir dicha carga, pero ahora, ante el panorama que se tiene con la presidencia de Donald Trump, ha decidido aceptar. “Voy a expresar mi opinión tanto como pueda. De otro modo no creo que pueda vivir conmigo mismo”.4 Auster, quien asumirá el cargo a inicios del 2018, será una de las voces de la libertad de expresión contra Trump al convertirse en líder de la organización de escritores estadounidenses. La noticia se dio a conocer justo cuando se informó que el nuevo Gobierno planea recortar el presupuesto para las artes y las humanidades.5

 

El libro Tipos raros de escritores: de Joyce y Dickens a Wharton y Welty, los hábitos obsesivos y técnicas extravagantes de grandes autores, de Celia Blue Johnson, habla de las inusuales técnicas, costumbres, supersticiones, métodos multitareas e ingeniosa procrastinación de célebres escritores. James Joyce escribía en la cama, acostado boca abajo, con un largo lápiz azul y vestido con un abrigo blanco, y compuso la mayor parte de Finnegans Wake con pedazos de crayón anotando sobre cartón. Virginia Woolf escribía de pie. John Steinbeck, a quien le gustaba escribir a lápiz y temía quedarse sin material en medio de la inspiración, tenía siempre doce lápices perfectamente afilados en su escritorio. Escribía apretando tanto el lápiz que le salían callos en la mano y su editor tenía que mandarle lápices redondos. Por su parte, Truman Capote tenía varias supersticiones creativas: jamás empezaba o terminaba una obra en viernes, se cambiaba de cuarto de hotel si el número de teléfono de éste incluía un trece, y nunca dejaba más de tres colillas de cigarro en un cenicero, guardando las restantes en el bolsillo de su abrigo.6

La primera mujer gobernadora de nuestro país, Griselda Álvarez Ponce de León, compuso sonetos constitucionales dedicados a cada uno de los artículos de la Carta Magna mexicana. Fueron publicados originalmente en 1999 con el título Glosa de la Constitución en sonetos, y se han hecho ya cinco ediciones. De acuerdo con la presentación a la quinta edición (Instituto Nacional de las Mujeres, 2009), Álvarez “convierte los artículos constitucionales, solemnemente redactados, en un documento exquisito que sorprende al más estricto constitucionalista”. Sirva como ejemplo este soneto al artículo 136:

 

Nunca se perderán vigor y fuerza

que esta Constitución sostiene airosa

que por vida la rosa será rosa

y nunca habrá destino que la tuerza.

 

Con su observancia el pueblo se refuerza,

pleno de libertad: puede juiciosa,

nuestra Constitución cambiar si ociosa

o anacrónica en parte no se esfuerza.

 

Hay dos cosas que a todos nos igualan

aunque el destino quiera ser más fuerte:

esta Constitución con que nos calan

 

y desde corta edad se nos advierte

y un poco hacia el final que nos regalan:

el paso inevitable de la muerte.7

 

 

NOTAS

1. <https://www.theguardian.com/books/2017/jan/23/unseen-mark-twain-fairytale-published-the-purloining-of-prince-oleomargarine-huckleberry-finn>

2. <https://www.nytimes.com/2017/01/20/books/mark-twain-childrens-book.html>

3. <https://www.theguardian.com/books/2017/jan/20/paul-auster-4321-interview>

4. <http://www.eldiario.es/theguardian/Paul-Auster-expresion-Donald-Trump_0_603690550.html>

5. <https://www.brainpickings.org/2013/09/23/odd-type-writers/>

6. <http://verne.elpais.com/verne/2016/12/11/articulo/1481478663_140138.html>

7. <http://cedoc.inmujeres.gob.mx/documentos_download/101160.pdf

 

 

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