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Somos lo que decimosEste correveidile es un metomentodo. Palabras compuestas

Ricardo Ancira | 01.04.2017
Somos lo que decimos: Este correveidile es un metomentodo. Palabras compuestas

El tocadiscos parecía reproducir un sinfín de trabalenguas pero sólo era un dizque rocanrol, el cual, enhorabuena, los bienaventurados sordomudos no tenían que soportar. No hay que ser malpensados ni aguafiestas, pero esos pelagatos que berrean en el micrófono tienen hasta guardaespaldas, tripulan motocicletas lujosas, con actitud de perdonavidas, y le dejan un nomeolvides a los malhablados que los menosprecian…

 

Un joven pelirrojo y barbilampiño estaba cabizbajo, cariacontecido, por eso bebía hectolitros de aguardiente no sólo en su cumpleaños o en Nochebuena. Como agridulce pasatiempo, se acababa en un santiamén las copas, lo que dejaba patidifuso al bartender del restaurante-bar, un viejo cejijunto y cascarrabias que se quedaba con las quincenas de aquel tragaldabas manirroto, el cual parecía tener telarañas en la cabeza. Cuando empezaba a dar traspiés, el mozalbete apenas si aceptaba un tentempié y alargaba las sobremesas hasta la medianoche o el mediodía, según los sinsabores…

 

Los automóviles tienen parachoques, parabrisas y hasta limpiaparabrisas. Al resto del automotor lo acicalan los lavacoches (que también fungen como “viene-viene”). Los puedes ver en las bocacalles. Otros medios de transporte son los submarinos, hidroaviones, portaaviones (que siempre deben contar con salvavidas), así como las motonieves, los montacargas, los tractocamiones y los enigmáticos doblesemirremolques…

 

Estos párrafos, singulares pero posibles, contienen un buen número de palabras compuestas muy comunes en nuestra  lengua. A otras las une un guion: teórico-práctico, por ejemplo,1 pero las hay que lo han perdido debido a su uso frecuente, como socioeconómico. Entre las que se escriben en una sola palabra se pueden distinguir por lo menos diecinueve combinaciones:

 

 

Balompié es una traducción del término inglés, también compuesto, football, que alternamos con las castellanizaciones futbol/fútbol.2

Algunos verbos conjugados se asocian con varios sustantivos, por ejemplo guardar (barros, bosques, costas, espaldas, meta, ropa), lavar (coches, platos, vajillas), parar (aguas, brisas, rayos), matar (moscas, ratas, suegras). En vaivén, una conjunción enlaza ambos verbos. También existen adjetivos prolíficos, como bajo(a): altibajo, cabizbajo, bocabajear, bajopuente, barriobajero, bajorrelieve.

Por los colores de sus uniformes se conoce a ciertos equipos: albiceleste, rojinegro, azulgrana. También hay oficios (hojalateros, saltimbanquis, picapedreros). Algunos líquidos poseen nombres evocadores: aguardiente, aguamiel, vinagre. Las características de los toros de lidia a menudo se expresan con palabras compuestas: astifino, cariavacado, rabicano, corniabierto. Otros animales, plantas y minerales reciben nombres complejos: saltamontes, pavorreal, coliflor, aguamarina, girasol, hierbabuena, hojalata, madreselva…

Entre los negativos destacan: manchamanteles, rompecabezas, buscavidas, espantapájaros, lanzallamas, sacamuelas, maremoto, picapleitos, tejemaneje. Ya casi nadie habla de abrebotellas, alzacuellos, duermevela, camposantos, limpiabotas, mondadientes, pasodobles, salvoconductos, tiovivos, tirachinas, tragaperras (¿o ahora será tragaeuros?). Algunos lugares y gentilicios que interesan aquí son sureste, noroeste, rioplatense, norcoreano, estadounidense, regiomontano.

Conforme ha avanzado la tecnología han ido apareciendo (y también desapareciendo) palabras: tiralíneas, portaplumas, radiocasete, videojuego, tranvía, motosierra, teléfono, telegrama, autoestéreo, fotomontaje, fotoshop, pirotecnia, salvapantallas, micrófono…

Otro tipo de términos compuestos son los numerales. Entre ellos, los ordinales suelen ser un dolor de cabeza incluso para los hispanohablantes cuando, por ejemplo, hay que poner en letra el monto de un cheque. La regla ortográfica, no obstante, es bastante sencilla. Del uno al quince no hay ningún problema. A partir de ahí empiezan las palabras compuestas, algunas acentuadas, otras no: dieciséis, diecisiete, dieciocho y diecinueve. Después del veinte continúa el fenómeno: veintiún,3 veintidós, veintitrés, veinticuatro, veinticinco, veintiséis, veintisiete, veintiocho y veintinueve. A partir de treinta y uno,4 los números se escriben por separado, y continúan así hasta el noventa y nueve. Los cardinales, por su parte, son: primer…5 séptimo, décimo, undécimo, duodécimocuadragésimo quinto, y así sucesivamente.

El adjetivo, nombre común y propio matamoros es prueba de que ni en las palabras compuestas dejamos de lado fijaciones y racismo históricos. ~

 

NOTAS

1 Nótese la doble acentuación.

2 Balonmano y béisbol son más usuales que baloncesto (preferimos llamarlo basket). Ya se ha dicho que futbol americano es un término incoherente puesto que utilizar los pies está penado en el caso de todos los jugadores, salvo el pateador. Lucha grecorromana es la única forma de nombrar ese deporte.

3 Apócope de veintiuno(a).

4 Pero: treintaiún(a).

5 Primer día; primera semana, si bien cada vez es más frecuente oír, e incluso leer, “primer semana”.

 

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Profesor de Literatura Francesa en la Facultad de Filosofía y Letras, y de Español Superior en el CEPE de la UNAM, RICARDO ANCIRA obtuvo un premio en el Concurso Internacional de Cuento Juan Rulfo 2001, que organiza Radio Francia Internacional, por el relato “...y Dios creó los USATM”. Es autor del libro de relatos Agosto tiene la culpa (El tapiz del unicornio, 2015).

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