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Destellos de la Convención Bancaria

Redacción Este País | 01.05.2017
Destellos de la Convención Bancaria
El pasado marzo se llevó a cabo la 80 Convención Bancaria, con el tema “El dilema global: liberalismo vs. populismo”. Este País tuvo la oportunidad de asistir a algunas de las conferencias. Presentamos aquí una selección.

 

Larry Summers

 

“Hace apenas unas horas que volví de un viaje de varios días a China, y quiero decir esto muy claro: China está observando lo que ocurre en América del Norte. Y estoy convencido de que no existe ningún favor más grande que los Estados Unidos (eu) puedan otorgar a China, en términos geopolíticos, que el de cancelar el tlcan”.

 

“Vivimos en un mundo que depende cada día más de las tareas compartidas que de los bienes compartidos, y en el que las cadenas globales de suministro son vitales. El 70% de los productos que México exporta a eu son usados para producir otros bienes allí; si se interfiere en ese comercio, eu será un país menos competitivo en el comercio mundial. Por ello, desde el punto de vista comercial, sería un error muy grave que el gobierno de mi país rompiera el tlcan. Pero el error sería todavía más grave desde el punto de vista estratégico”.

 

“China no es como la antigua Unión Soviética. La urss buscaba exportar un cierto modelo de revolución a otros países, bajo un concepto ideológico, y debilitar a los gobiernos que seguían políticas económicas de mercado. Ésta no es, me parece, la estrategia de China. Lo que el país asiático está buscando es expandir su red global de influencia para ocupar un rol muy distinto en el siglo xxi que el que buscaba la Unión Soviética en el XX.

Si consideramos los últimos dos mil años de historia humana, China fue posiblemente el país más importante y poderoso durante la mayor parte de ese periodo, hasta hace unos 200 años. Lo que he observado en China es que ellos tienen el deseo de restablecer esa primacía.

Esto podemos verlo, por ejemplo, en el patrón que sigue China con sus inversiones en el extranjero. En Venezuela, un país hostil a eu, China ha invertido más de 60 mil millones de dólares desde que Chávez tomó el poder. Y si México eligiera como presidente a un candidato de izquierda que también fuera abiertamente hostil hacia eu, y se moviera en tal dirección, ésta sería una enorme oportunidad para que el gobierno de China establezca una cabeza de playa en América del Norte. No me refiero a una isla a 90 millas de distancia en la que viven 9 millones de personas; sino a una nación mayúscula, habitada por 120 millones de habitantes, con la que tenemos una frontera que mide 2 mil millas. Así que, aún considerando lo importante que es el interés comercial que eu tiene en permanecer en el tlcan, mi argumento es que el interés estratégico, geopolítico, de mantener buenas relaciones con México es todavía más grande”.

 

Ricardo Hausmann

 

“Existen dos conceptos de populismo que es necesario diferenciar. Populismo como una estrategia política, por un lado, y, por otro, populismo macroeconómico.

Venezuela es un país populista en ambos sentidos.

El populismo como estrategia política parte de una descripción del mundo dualista y maniquea. Por un lado, existe el pueblo sufriente, y por otro, completamente separada, una élite opresora (a la que en España, por ejemplo, le dan el nombre de “casta”). Desde la perspectiva populista, el sistema democrático, con sus contrapesos, es sólo un truco que inventó la élite para que no se puedan cambiar las cosas. Por lo tanto, plantea la necesidad de un héroe de moralidad supuestamente intachable que se ubique por encima del sistema y que acabe con esos contrapesos.

El populismo afirma que el pueblo es homogéneo y quiere y piensa básicamente lo mismo; y esto significa que la democracia es innecesaria. La democracia sólo se necesita cuando las personas tienen opiniones distintas, intereses distintos, visiones muy diferentes unas de otras, y por lo tanto hace falta un mecanismo para tomar decisiones, dada esa diversidad. Pero si se supone que existe un pueblo con una única visión del mundo, o que sólo existe una visión legítima de los asuntos públicos, entonces no hacen falta los mecanismos ni los contrapesos democráticos.

Sobra decir que cualquiera que no esté de acuerdo con la interpretación populista de lo que el pueblo supuestamente quiere se convierte automáticamente en enemigo del pueblo. Y que negociar con los enemigos del pueblo sería una vergüenza y una traición.

En una democracia, en cambio, ocurre lo contrario: se reconocen las voces que opinan diferente y se buscan negociaciones y acuerdos entre quienes mantienen distintas posturas”.

 

“Por otro lado, como lo mencioné al principio, existe el populismo macroeconómico (es un término creado por Rudiger Dornbusch y Sebastian Edwards a finales de los ochenta). Se presenta cuando en verdad se toman medidas macroeconómicas que, en general, parten de una premisa básica: los problemas se resuelven estimulando la demanda. (Por ejemplo, subiendo los salarios, aumentando el gasto público, etcétera.) En las economías abiertas, las medidas destinadas a aumentar la demanda, tarde o temprano, generan problemas en la balanza de pagos, y por tanto inflación, devaluaciones, etcétera. (Claro que uno puede negarse a devaluar, y entonces se tienen situaciones como la que hay en Venezuela, con un dólar oficial a 10 bolívares, y el dólar paralelo a 3 mil 300 bolívares.) Todo esto puede acabar destruyendo la economía.

Lo que es importante hacer notar sobre el populismo macroeconómico es que nunca, nunca fracasa en el corto plazo, pero siempre, siempre fracasa en el largo plazo. Y cuando lo hace destruye a los países”.

 

“Cuba, en el llamado periodo especial, y Venezuela, del 2012 para acá, son las economías cuyo pib ha sufrido la caída más grande en toda la historia de la humanidad, excepto en países en guerra”.

 

“Pero no podemos dejar de reconocer que el mundo es muy desigual y la desigualdad, obviamente, provoca mucha frustración. Los populistas proponen resolver este problema; si los demás nos cruzamos de brazos sin proponer nada, es lógico que la gente piense que más vale bueno sin conocer que malo por conocido”.

 

“Es necesario comprender cuáles son las fuentes de la desigualdad para poder hacer algo al respecto. Adam Smith se preguntó por qué había países ricos y pobres. Entonces Holanda era el país más rico del mundo; era sólo cuatro veces más rico que el país más pobre del mundo, o mejor dicho, que los países más pobres del mundo, porque casi todos estaban en un nivel de subsistencia.

Hoy en día, el país más pobre del mundo quizá sea Malawi. Si multiplicamos por cuatro la riqueza de Malawi, llegamos a Haití, el país más pobre de América Latina. Si multiplicamos la riqueza de Haití por cuatro, llegamos a Ecuador. Si multiplicamos la riqueza de Ecuador por cuatro llegamos a Polonia o a Argentina. Y si multiplicamos por cuatro a estos países llegamos a Singapur. Hoy la diferencia entre la riqueza del país más rico y la del país más pobre es de 256 veces. Mucho más grande que en la época de Adam Smith, aunque objetivamente el mundo esté muchísimo mejor que en aquel entonces”.

 

Jaime Serra Puche

 

“A veces perdemos de vista el contexto en el que existe el tlcan. El mundo se mueve cada vez más hacia acuerdos regionales de comercio. Cuando firmamos el tratado con eu y Canadá, había en el mundo cerca de 48 tratados de libre comercio regionales. Hoy existen unos 280. Desde el año 2010 más de la mitad del comercio internacional se da en el contexto de este tipo de tratados.

La inversión directa en los tres países firmantes del tlcan se ha multiplicado en los últimos años. El valor de esas enormes inversiones se vería afectado si uno de los países decidiera salirse del tlcan.

La integración de nuestras economías es enorme y no creo que a largo plazo el efecto adverso de Trump vaya a detenerla. Nuestros países no sólo se venden productos uno al otro, sino que, y esto es muy importante, en realidad producen conjuntamente sus productos. Por cada dólar que México exporta a eu, 40 centavos vienen de productos hechos en eu, mientras que por cada dólar que China exporta a eu, sólo cuatro centavos vienen de productos estadounidenses. Como los tres países del tlcan producimos conjuntamente, si alguno introdujera barreras proteccionistas, los tres países se verían perjudicados. La realidad es que estamos del mismo lado de la mesa, una situación muy distinta a la que teníamos hace 30 años, antes del tlcan”.

 

“Se ha dicho muchas veces que las negociaciones del tlcan en las que me tocó representar a México fueron muy complicadas. A decir verdad, con cierta perspectiva, puedo decir que no fueron tan complicadas como las que podrían presentarse ahora en una renegociación. Por una simple razón: en aquel entonces los tres países estábamos de acuerdo en que queríamos un comercio libre. Lo complicado era establecer cómo llegar a ese objetivo, pero el objetivo era claro y lo compartíamos plenamente”.

 

Collin Powell

 

“Estoy a favor de la inmigración. Yo mismo soy hijo de inmigrantes. Mis dos padres llegaron a eu desde Jamaica; no venían huyendo de la guerra o la represión, sino con el objetivo de encontrar un empleo y mejorar sus condiciones de vida.

Mis padres no pudieron ir a la universidad. Tuvieron dos hijos: mi hermana mayor, que falleció hace unos años y era maestra. Yo ingresé al Ejército. No venía de una academia militar de gran prestigio, porque en aquel entonces habría sido imposible para un negro ingresar a alguna. Nací en Harlem, crecí en el Bronx, en Nueva York. Fui a una escuela pública y mi familia jamás pagó un centavo por recibir educación. Los impuestos de los ciudadanos de Nueva York pagaron por mi educación.

Ésta es la tradición estadounidense respecto a los inmigrantes. Una oleada tras otra de inmigrantes han hecho grande a mi país, son su esencia. Por eso me molesta tanto cuando oigo a muchos de mis compatriotas decir cosas como que hay que mantener los eu para los estadounidenses. Todos los que llegamos a nuestro país y nos integramos a su sociedad somos estadounidenses, tan estadounidenses como los descendientes de los ingleses que llegaron al continente en el siglo xvii. Los inmigrantes hemos enriquecido a nuestro país”.

 

“Uno de los retos importantes de eu es mantenerse como un país que rechaza el racismo y la discriminación. Y éste es el mensaje importante que quiero dejarles: somos muchos los estadounidenses que comprendemos la importancia de nuestra relación con México, somos muchos los que comprendemos que los mexicanos y centroamericanos que vienen a nuestro país hacen una importante contribución a nuestra economía y a nuestra sociedad. En mi barrio los veo todo el tiempo; los veo en restaurantes, en aeropuertos, en tiendas. Y sobre todo veo que sus hijos, que están creciendo en eu, van a tener más y mejor educación, que van a seguir empujando nuestra sociedad hacia arriba, impulsando nuestro crecimiento, y me doy cuenta de que la historia de mis padres de alguna manera se repite; ellos también llegaron a mi país con poca educación, pero pudieron ver crecer a sus hijos y abrirles la posibilidad de un mejor futuro”.

 

Carla Hills

 

“La globalización está siendo atacada en muchos frentes. Al menos desde la Segunda Guerra Mundial, todos los presidentes de EU, tanto republicanos como demócratas, han estado en favor del libre comercio y lo han impulsado. El presidente Kennedy dijo que, cuando sube la marea, todos los botes elevan su altura. Pero, al parecer, nuestro actual presidente no está de acuerdo. Y no se da cuenta de que, gracias al TLCAN, EU se ha vuelto una de las regiones más competitivas del planeta, con un producto bruto combinado de 23 billones de dólares, un comercio de 1.1 billones de dólares entre los tres países, y con 480 millones de consumidores.

Para nosotros, México es el segundo país al que exportamos más productos y Canadá es el primero. Si Trump dice preocuparse por el empleo, me gustaría recordarle que más de 5 millones de empleos en Estados Unidos dependen de nuestro comercio con México. Más del 60% de las importaciones que recibimos de México son de bienes intermedios, que permiten que nuestros productos finales sean más competitivos mundialmente. Y otro dato que también se ha mencionado ya bastante: de cada dólar que México exporta a nuestro país, 40 centavos son de productos estadounidenses (por sólo dos centavos de las exportaciones de Japón, por poner un ejemplo). Estados Unidos necesita mantenerse unido a sus vecinos; ellos nos proporcionan un gran, gran apoyo en tiempos difíciles.

Respecto al empleo, también vale la pena recordar que el 90% de los que hemos perdido en Estados Unidos no se deben al comercio internacional, sino a la automatización y al empleo de nuevas tecnologías. Nuestras propias estadísticas oficiales señalan que ahora somos capaces de producir la misma cantidad de bienes empleando mucha menos mano de obra.[i]

Ahora bien, tampoco voy a decirles a ustedes que el TLCAN debe quedarse tal y como está y que no necesita ninguna actualización. Cada 20 años, hasta las casas en las que vivimos necesitan pintura y mantenimiento a fondo. Creo que el TLCAN también necesita su modernización. En especial en áreas como el comercio digital, el flujo de información, etcétera, pues cuando firmamos el TLCAN ni siquiera usábamos teléfonos celulares para tomarnos selfies. Otras áreas en que el TLCAN puede modernizarse son los derechos laborales y el cuidado del medio ambiente, temas cada vez más prioritarios para muchas personas. En cuanto a las reglas de origen, soy de la opinión que hay que ser muy cuidadosos si piensan cambiar las normas del TLCAN. Esto puede afectar a los nuevos inversionistas y causar enormes dificultades a las pequeñas y medianas industrias. En cuanto a resolución de disputas, algo que la administración de Trump quiere cambiar, vale la pena recordar que hasta ahora las reglas actuales han funcionado bastante bien para todas las partes”.

 

Michael Wilson

 

“El voto por los partidos moderados o de centro ha bajado en los últimos años y a la vez ha aumentado el de las opciones más radicales, sobre todo a partir de la crisis económica del 2008. Obviamente hay en casi todo el mundo un descontento que se dirige hacia la globalización y hacia la inmigración. Hemos hecho estudios que señalan, por ejemplo, que mientras más comercia una nación con otros países, menos apoyo tienen los partidos moderados o de centro. Mucha gente se siente desvinculada de su clase política y desea recuperar al menos la impresión de una soberanía nacional que siente que se ha perdido en favor de entidades internacionales como la OMC y de acuerdos comerciales como el TLCAN. Este sentimiento se exacerba en los lugares donde se percibe que los inmigrantes están desplazando a los trabajadores nacionales. Si esto sigue así, empezaremos a ver menos y menos apoyo a organizaciones internacionales como la ONU, la OTAN, el Banco Mundial, el FMI, que en gran medida explican el éxito económico que hemos visto en el mundo desde el fin de la Segunda Guerra Mundial.

Estos mismos estudios han analizado otras dos variables: la desigualdad en el ingreso y la expansión del gasto público. Hemos encontrado que no existe ninguna relación entre la desigualdad en el ingreso y el cambio en la tendencia de los votos hacia las opciones más populistas o radicales. Pero entre las personas de menor ingreso, sí ha aumentado mucho el apoyo a estos partidos. Por otro lado, tampoco hay la menor evidencia de que la expansión del gasto público sirva para evitar el apoyo a las opciones radicales”.

 

“El desarrollo tecnológico continuará alimentando el descontento de amplias capas de la población contra los partidos moderados, y afectando en particular a las clases sociales de menores recursos y con menor educación. Es muy importante que entendamos que estas tendencias no son pasajeras, y afectan no sólo nuestra relación comercial con otros países, sino esencialmente los problemas políticos internos de cada país”.

 

Richard Haass

 

“Algunas zonas del mundo están sumidas en el caos, en particular en el Medio Oriente. Su situación es de alguna manera parecida a la Guerra de los Treinta Años que ocurrió en Europa en la primera mitad del siglo XVII. Los conflictos entre países y al interior de los países son enormes y se ven retroalimentados por ambiciones tanto políticas como religiosas. Sin duda estos conflictos no terminarán pronto.

En Europa, que hasta hace poco era la región más estable del mundo, incluso hasta el aburrimiento, tenemos algunas realidades espantosas, como lo que Rusia ha provocado en Ucrania, y otras fuentes de incertidumbre, como el brexit, los problemas migratorios, y sí, también el resurgimiento del populismo.

En Asia hemos de enfrentar los problemas estructurales que está trayendo el ascenso del poderío de China, y el conflicto de qué hacer frente a las amenazas de Corea del Norte, su arsenal nuclear y sus misiles.

En América Latina no tenemos estos problemas tan graves, pero sí enormes problemas de gobernabilidad, y una creciente brecha entre las expectativas de los ciudadanos respecto a lo que pueden hacer sus gobiernos y lo que realmente están haciendo”.

           

“La experiencia me ha enseñado que no basta con analizar y criticar lo mal que pueden estar las cosas aquí y allá. Así que apunto aquí algunas sugerencias respecto a lo que podría hacerse para evitar el populismo. Necesitamos poner un énfasis especial en la educación y en la capacitación. En muchos casos, la gente no recibe la preparación necesaria para enfrentar los retos del siglo XXI, y en muchos otros ni siquiera para enfrentar los del siglo XX. Pero esto no significa que todo mundo deba acudir a la universidad durante cuatro años. Para mucha gente puede que lo más sensato sea asistir un par de años en una escuela profesional, o recibir algún tipo de entrenamiento profesional, como funciona muy bien en Alemania, por poner un ejemplo.”

 

“Desde mi punto de vista, el populismo no es el resultado del incremento de la desigualdad. Creo que tiene mucho más que ver con la falta de oportunidades reales. Es decir, el problema es la falta de movilidad social. Hemos vivido mucho tiempo en sociedades desiguales, pero en la medida en la que la gente percibía que al paso de los años iba mejorando, no había la tentación de caer en soluciones populistas.

Lo que digo es importante por una razón: si asumimos que el problema es la desigualdad, podríamos tomar medidas que en lugar de ayudar causen más daño, como en muchos casos lo provocan algunas políticas de aumento de impuestos que desalientan el crecimiento. Por eso insisto en que más bien debemos concentrar nuestros esfuerzos en crear las condiciones para que exista mayor movilidad social. Esto implica no sólo crear más oportunidades sino también preparar a la gente con las habilidades necesarias para aprovechar esas oportunidades. Con el tiempo, esto es lo que puede realmente puede funcionar.”

 

“El enemigo no es el comercio internacional. Por el contrario, el comercio internacional ha sido fuente de crecimiento económico, ha creado millones y millones de empleos, ayudando a millones y millones de personas a salir de la pobreza, y sin duda también ha servido al desarrollo y a la estabilidad de las naciones en todo el planeta. Desde luego, en muchos casos el comercio también hace que la gente pierda sus puestos de trabajo, y esa gente necesita ayuda para su propia transición económica y para entrenarse en nuevas habilidades.

Sería un grave error cerrar nuestras fronteras. El verdadero reto para el trabajo en todos los países del mundo, sin importar su nivel de desarrollo, no es el comercio internacional, sino la innovación tecnológica. Si existe el riesgo de que el populismo cunda en el mundo, esto no se deberá al incremento del comercio internacional, sino a la desaparición de puestos de trabajo debida a la automatización, los robots, la digitalización e incluso la inteligencia artificial. Y esto afectará no sólo a los obreros y a los trabajos manuales, sino cada vez más también a los profesionistas; vemos ya el fenómeno incluso en campos como la abogacía o la contaduría. Tenemos que prepararnos para la inevitable desaparición de puestos de trabajo.

Por fortuna, algunas nuevas tecnologías no sólo destruyen puestos de trabajo, sino que también los crean. Pero por lo general este tipo de empleos serán muy demandantes en conocimientos y habilidades. Por eso, vuelvo a insistir, es necesario prepararnos para este tipo de nuevos empleos, y contar con personas preparadas que puedan aprovecharlos. Incluso el día de hoy, en Estados Unidos, tenemos muchos puestos de trabajo que están vacantes, porque no preparamos a los profesionales capaces de ocuparlos”. EstePaís

 

[i] Por ejemplo, la industria del acero en Estados Unidos perdió 400 mil empleos entre 1962 y 2005. Pero el nivel de su producción no declinó, según un estudio del American Economic Review. Esto se explica por el uso de nuevas tecnologías. (Nota de la redacción).

 

 

 

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