#Norteando: México no es Venezuela
John Kelly, exgeneral de la Marina convertido en el jefe de staff de Donald Trump y uno de los hombres más poderosos del gobierno en este momento, mantiene una opinión muy negativa sobre el futuro de México. Según un reportaje de The New York Times, en junta con varios miembros del Congreso, Kelly argumentó que México se encuentra en un estado parecido al de Venezuela, donde reina el caos y está a punto de abrirse una guerra civil. Para Kelly, este supuesto peligro justifica la construcción de un muro en la frontera que separa su país de México.
Ahí se manifiesta un hábito lamentable de muchos funcionarios gringos en cuanto a su vecino sureño: partiendo de un punto de ignorancia profunda, en que las características de distintos países latinos se mezclan y se confunden, se llena el vacío con fantasías morbosas. De ahí surgió hace unos años la idea de que México es un estado fallido, como Somalia o Afganistán.
Es una lástima que tengamos que volver a apuntar las diferencias enormes entre México y un país al borde del abismo, pero para beneficio del general Kelly, cabe mencionar lo siguiente:
- Veinte años de chavismo en Venezuela han dejado una economía en la que la eficiencia está subordinada a la ideología, que alimenta la fuga de cerebros, que está anclada al petróleo e hipotecada a los chinos y los rusos, y que simplemente no produce lo suficiente.
- La política venezolana está poblada por absolutistas: ni el gobierno ni la oposición conceden legitimidad al otro. Y si tus adversarios no pueden ser legítimos, cualquier derrota se convierte en una causa para resistencia civil.
- En Venezuela se ha normalizado el encarcelamiento de enemigos políticos, bajo pretextos falsos.
- Como un eco de los peores momentos del comunismo del siglo pasado, en Venezuela es muy irregular el acceso a los productos básicos.
- Y quizá lo más importante, en Venezuela la moneda ha perdido casi todo su valor, destrozando su utilidad para el comercio, los ahorros o la inversión. La inflación, que puede rozar el 800%, no solamente elimina la confianza en las políticas del gobierno, sino también mina las esperanzas en el futuro.
Nada de lo anterior describe la situación en México, donde la oposición camina libremente por las calles, la violencia política no es común, y el Banco de México (Banxico) maneja el peso con competencia. El México actual tiene una larga lista de retos, a la cual el gobierno de Peña Nieto ha sumado varias entradas nuevas. Pero uno no tiene que ser partidario del PRI, ni mucho menos, para reconocer que existe una galaxia entre el entorno político de México y el de Venezuela.
Incluso en los temas en los que México enfrenta sus desafíos más persistentes —la violencia criminal y la corrupción— la situación venezolana está notablemente peor: el país de Maduro registró una tasa de homicidio casi cuatro veces más alta que la de México en 2016; y en 2017, es el segundo país más violento del mundo (El Salvador es el primero). Y si bien la casa blanca de la Gaviota y la estafa maestra provocan indignación en México, al menos se puede decir que altos funcionarios mexicanos no se encuentran clasificados como capos de la droga, como es el caso del vicepresidente venezolano.
En fin, por más serios que sean los problemas de México, no es un país-polvorín a un paso de la explosión. Los que dicen lo contrario o mienten o no ponen atención. Lástima que este grupo incluye a los que mandan en la Casa Blanca.