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Poemas

Luigi Amara | 01.02.2018
Poemas

Hotel San Sebastián

 

Sin duda era una antigüedad,

un ropero del siglo XIX

con pesados espejos en las puertas

y apenas pude gritarte que corrieras

cuando se vino abajo.

 

Todavía temblábamos

por el estrépito, mientras el encargado

nocturno del hotel examinaba astillas,

pedazos de espejo y hacía preguntas,

alusiones claramente sexuales;

como si nada lo ilusionara más

que confirmar que sí, que el ropero

se había venido abajo

después de servir de apoyo

al salto mítico del tigre.

 

 

 

El turno de los pies

 

Al margen de las sábanas,

como cuatro extranjeros

                                                  expulsados

del manto de la concupiscencia,

friolentos e intranquilos

como topos

                        que se montan a tientas

y hacen nudos

en una lucha sorda,

                                        un diálogo

pedestre de la piel donde las uñas

confían en la caricia,

                                              pero exiliados

al fin: apóstatas, obreros,

tan lejos de los labios y la vista,

                                en ese más allá

del cuerpo que se da por supuesto,

en ese límite perplejo de uno mismo

que propende a lo amorfo,

los pies buscan los pies,

                                                   se abrazan a su modo

y hacen nudos,

se acometen y empalman ateridos,

raspan sus callosidades entre sí,

                                                toscos pedruscos

que quieren reencender el fuego.

 

 

 

Pedacería nocturna

 

Como restos de estatua que en los sueños

me fueron dando tu cuerpo

(así, desperdigado, roto y a veces inconexo,

como piezas de tres o más rompecabezas),

flotan después de tanto tiempo unos fragmentos

piedras quién sabe si de mampostería o de unicel o espuma

que se niegan a hundirse,

llevadas por la turbiedad de tanto oleaje,

chocando contra los arrecifes del cerebro:

un tobillo de pronto, un ojo entrecerrándose,

aquella superficie blanca y suave

en la que habría montado feliz mi campamento

para explorarlo todo;

piedras insustanciales, frías,

que no logran por fin difuminarse

en la saturación del agua y reaparecen,
ahora aquí, más tarde allá, falaces,

necias tablas de salvación

en medio del insomnio.  EP

 

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Luigi Amara es poeta, ensayista y editor. Desde 2005 forma parte de la cooperativa Tumbona Ediciones. Obtuvo el Premio Nacional de Poesía Joven Elías Nandino 1998, el Premio Hispanoamericano de Poesía para Niños 2006 y el Premio Internacional Manuel Acuña de Poesía en Lengua Española 2014. Su obra más reciente es Nu)n(ca (Sexto Piso, 2015).

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