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#ELECCIONES2018: Democracia mexicana: un trayecto en objetos

Este País  | 01.05.2018
#ELECCIONES2018: Democracia mexicana: un trayecto en objetos
Al ver esta exposición, quienes hayan vivido ya una larga sucesión de comicios tendrán la distancia para recordar, reírse y sorprenderse de las exageraciones, locuras, ocurrencias y descalabros de la imaginería electoral mexicana en los últimos cien años.

¿Qué sería de las elecciones si no hubiera volantes o espectaculares? ¿Cómo serían las campañas sin carteles ni calcomanías, sin mochilas o playeras con la cara del candidato, del partido, de las promesas que suelen quedarse sin cumplir? Desde que México se inició en los comicios y se estrenó con una democracia más bien tartamuda y hostil, las campañas electorales han sido una fuente casi inagotable de parafernalia que llega en oleadas cada temporada de comicios. Los objetos que se asocian a cada contienda han variado con el paso de los años en su calidad, creatividad y cantidad, inundando las comunidades primero y los hogares después. 

El transcurso de los sexenios hace que olvidemos las pancartas, los portavasos y las loncheras que harán propaganda política en un kínder. Esta desmemoria ha encontrado hoy una compensación: el Museo del Objeto del Objeto (MODO) exhibe multitud de materiales electorales que abren una perspectiva histórica y nos hablan también de las distintas fascinaciones que hemos vivido como sociedad. Los objetos de la exposición “Ciudadanía, democracia y propaganda electoral en México. 1918-2018”, reflejan los momentos históricos por los que pasaba el país: a veces el tamaño y los colores son bombásticos y explosivos, a veces todo parece más mesurado porque los tiempos así lo señalaban.

Pero la exposición también es una muestra del desarrollo de la democracia mexicana. La dirección y curaduría del museo se han tomado el trabajo de cuidar a detalle lo que el visitante puede llevarse de ese espacio, para que no quede únicamente en el impacto de lo simpático y arrebatado del momento electoral visto al paso de los años, no. Más bien se buscó asociar los objetos con la evolución democrática del país. Lo exhibido se muestra en salas cuyos títulos son significativos y arrojan una luz a los visitantes: “Del país de un solo partido a la nación plural”, “El tapado”, “El voto para las mujeres”, “Los movimientos sociales”, “La larga marcha hacia la democracia”, etcétera.

Así, en un diagrama que contiene años y partidos en el poder es posible ver cómo han cambiado los colores de quienes han llegado a la Presidencia y a las gubernaturas: del rojo hegemónico del PRI durante décadas, al azul, amarillo, verde o a una combinación realmente variopinta en muchos casos. Esto habla de la recomposición de los sistemas, de la participación social y de las nuevas formas de aproximarse a las votaciones, tanto de los ciudadanos como de los partidos y los candidatos. También es posible asomarse al papel de las figuras femeninas en las contiendas electorales. Las mujeres pasaron de ser adornos y usar aretes con la efigie de su candidato, a ser partícipes activas, trascendiendo la preconcepción que se tenía de ellas como grupo (la idea de que, por ejemplo, eran impulsivas o personas en exceso conservadoras) para alcanzar posiciones en las que pueden votar y ser votadas. El MODO exhibe con claridad la falta de piso parejo para el género femenino, que alcanzó el voto en nuestro país apenas en 1957, pero también describe cuáles han sido los logros, los avances y el camino a seguir.


La democracia en recuerditos

Además de ocuparse del camino andado, la exposición también revisa periodos específicos de la historia mexicana y su relación con los comicios. Desde los días de calma que antecedían a la tormenta revolucionaria hasta los debates presidenciales del sexenio pasado, pasando por la relativa estabilidad del medio siglo y la alternancia, hay en esta exhibición un repaso de las épocas y sus protagonistas. Están los pequeños “pins” de porcelana pintada a mano con la presencia vigilante de Porfirio Díaz, aretes de plata con el perfil de Francisco I. Madero, vasos jaiboleros en los que se recorta la figura de Gustavo Díaz Ordaz, bolsas “elegantes” para dama con el monograma de Miguel de la Madrid y vuvuzelas y marionetas que juegan con la imagen de López Obrador. Entre estos objetos puramente promocionales están también otros que resultan más significativos: carnés de votación, credenciales de partido, boletas, recibos por préstamos para financiar la publicidad: si el candidato resultaba ganador devolvía el dinero prestado. La mercadotecnia y las estrategias publicitarias de cada época son el más claro ejemplo de lo que una sociedad desea y teme en un momento determinado. Cuando se trata de campañas políticas la lectura es muy obvia: ahí están, en los discursos y las postales, las cosas que deben decirse para entregarle a la gente lo que está buscando. Si los ciudadanos quieren un cambio de régimen, lo hacen saber de mil maneras que se recuperan después por candidatos y agencias publicitarias, convirtiéndose en objetos que ahora están ahí, para ser vistos.

 

“Ciudadanía, democracia y propaganda electoral en México. 1918-2018” es una exposición que resulta casi necesaria. Los jóvenes que la visiten se darán cuenta de la transformación del país, del lento transitar desde lo hegemónico hasta lo plural y de las deficiencias de nuestra nueva democracia. Quienes hayan vivido ya una larga sucesión de comicios tendrán la distancia para recordar, reírse y sorprenderse de las exageraciones, locuras, ocurrencias y descalabros de la imaginería electoral mexicana en los últimos cien años. EP

 

MODO, “Ciudadanía, democracia y propaganda electoral en México. 1918-2018”, Colima 145, Col. Roma Sur. Hasta el 1º julio. Martes a domingo de 10 a 18 horas. T. 5533 9637 Web: elmodo.mx

 

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