#ExclusivoEnLínea: Aquí está su calaverita
Abrazando la sincreción, los niños mexicanos salen a pedir halloween desde el 31 de octubre hasta el dos de noviembre —aunque, por supuesto, hay algunos libertinos que se toman toda la semana—. Ahí van las morrillas y los morrillos, coreando queremosjalowin! por las calles, disfrazados de brujas y de harleyqüín y de jasons y de batmans y de trumps y de spidermans y de básicamente lo que sea porque halloween también es carnaval, y ahí van los adultos, los que viven en sus casas y son o demasiado tímidos o demasiado aburridos o demasiado apáticos o demasiado cortos de presupuesto como para disfrazarse, y caminan a la tienda y compran unos dulces —unos bubulubus o unas gomitas o unas calaveritas si es que fueron al mercado o cocadas o membrillo o cualquier cosa que sea de colores y tenga suficiente azúcar como para mantenernos en pie toda la noche, pidiendo más dulces— y los colocan a manos llenas en esas cubetas en forma de calaca o calabaza o cubeta, y los dulces son buenos, son aciditos, son de colores, son completamente diferentes y completamente lo mismo: puros regalos heterogéneos, y sirva todo esto para decir que estas películas, antologías de terror, son el equivalente cinematográfico a esas brazadas de dulces de reluciente papel metálico.
Creepshow (1982, George A. Romero)
George A. Romero tenía ya cimentada su reputación como maestro del horror —tan solo tenía a Night of the living dead, Martin y Dawn of the dead en su currículum para entonces—, pero con Creepshow se integró de lleno a un panteón aún más exclusivo —y emocionante—: el de los grandes maestros que rinden grandes tributos a sus inspiraciones. En esta ocasión, el homenaje a los comics de terror de la EC va por partida doble: no solo Romero dirige cinco potentes —y oscuras y desquiciadas y ojetas e hilarantes— historias, sino que todo el argumento —y el guion mismo de la película— está escrito por Stephen King, quien también protagoniza uno de los cortos. Equipada con maquillaje del enorme Tom Savini y más de una secuencia animada que rinde homenaje a la estética de cómic, Creepshow nos recuerda la riqueza de las vertientes adolescentes del horror.
Twilight Zone: The Movie (1983; Dante, Landis, Miller, Spielberg)
Vivimos en un mundo tan lleno de horrores que a veces se nos olvida que esta película existe. Piénsenlo bien: es el sueño de cualquier productor de Hollywood —una serie icónica resucitada por el talento de cuatro de los mejores directores del momento—, de 1983 o 2018. (Tanto así que Jordan Peele, director de Get Out, ya prepara el reboot.) El resultado de meter a estos cuatro genios en la licuadora es una versión extraña, cómica, grotesca y en más de una ocasión, auténticamente aterradora, del universo de La dimensión desconocida.
Trick ‘R Treat (2007, Dougherty)
No debería, pero es mi lista y lo voy a hacer: Trick ‘R Treat es mi película favorita de Halloween. Nada la iguala: está ambientada en el Halloween de un pueblito gringo ficticio que parece conjugar a todos los Halloween del mundo, desfile carnavalesco y fiestas orgiásticas incluidas; parte de leyendas urbanas muy extendidas y perfectamente identificables, como el hombre que envenena dulces para asesinar niños y niñas impunemente o los chiquillos desconocidos que se perdieron para nunca volver a verse en un rincón del pueblo, y todas esas historias —y varias más— están presentadas en una network narrative no linear, lo que hace que al final de la película haya más de una revelación y más de una sorpresa. Como estas fechas, Trick ‘R Treat es puro gozo.
Tales of Halloween (2015; Anderson & Gierasch, Carolyn, Kasch, Lynn Bousman, Marshall, McKee, Mendez, Parker, Schifrin, Skipp, Solet)
En el mismo espíritu de gozoso pulp de Trick ‘R Treat´y Creepshow, pero con menos presupuesto, Tales of Halloween es un ejercicio de directores de tabla más bien media pero con mucho entusiasmo y amor por el género. Diez cortometrajes, distintos entre sí, con una especie de hilo conductor de ojetez y mala onda en el mismo estilo de Tales from the Crypt. Se puede ver en Netflix —donde tienen ya una buena colección de películas de sustos—.
XX (2017; Benjamin, Clark, Kusama, Vuckovic)
En un género y una industria donde a menudo predomina la visión masculina, XX viene a poner algunos puntos sobre algunas íes y presenta a un ensamble de directoras con tonos muy distintos entre sí: hay desde comedia negra —una madre que tiene que lidiar con un cadáver, una botarga y una fiesta infantil— hasta hijos con posibles demonios habitándolos, pasando por monstruos míticos y regalos envenados, todo enmarcado en una perturbadora anécdota de stop-motion que incluye casas sentientes y muñecas que cobran vida. Se ve en Netflix.
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Luis Reséndiz, (Coatzacoalcos, 1988) es escritor, editor y guionista. Ha publicado dos libros de ensayo: Insular (Cuadrivio, 2016) y Cinécdoque (Dharma Books + Publishing, 2017).