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#ExclusivoEnLínea Corte de caja: las diez mejores cosas que pasaron en la televisión en 2018

Luis Reséndiz  | 21.12.2018
#ExclusivoEnLínea Corte de caja: las diez mejores cosas que pasaron en la televisión en 2018

Mi dieta de televisión este año fue considerablemente menos estricta que la de cine. La mayor parte de 2018 me la pasé viendo o revisando series más o menos viejas —The Wire, Parks & Recreation, Los Simpsons, La dimensión desconocida—, y eso me fue dejando cada vez menos tiempo para series dramáticas nuevas, algo que corregiré para el próximo año desde ya. Sin embargo, alcancé a ver un buen bonche de programas, entre series, late shows —no me pierdo ni por error a Meyers, a Bee, a Colbert, a Noah, Oliver y Wolf, al menos en la diminuta temporada que Netflix le dio a The Break— y especiales de comedia, entre los que elegí las que me parecieron mis mejores cosas que pasaron en la televisión en 2018. Perdonarán si por ahí se cuela algo de YouTube, ¿pero a poco me van a negar que el YouTube de 2018 es la televisión abierta de décadas pasadas?

 

10) Chilling Adventures of Sabrina

Esta serie no había nacido y yo la amaba. Adoro el cómic escrito por Roberto Aguirre-Sacasa y dibujado por Francesco Francavilla, y Kieran Shipka —a quien vimos en Mad Men— me pareció un reparto atinadísimo desde el primer momento, con ese rostro a medio camino entre Melissa Joan-Hart y Emma Watson. El resultado no fue perfecto —a la serie le duelen cuestiones presupuestales, como la espantosa y diminuta casa que funciona como «academia», y más de un villano carece de motivación—, pero su mezcla entre drama adolescente, gigantesca película de Halloween y villano-de-la-semana —atención al demonio de los sueños— la convirtieron en una gozada imprescindible para el otoño. Su especial de navidad —con el casteo quirúrgico de McKenna Grace, de The Haunting on Hill House, como una Sabrina aún más joven— nomás confirmó lo que ya sabíamos: esta serie es una encantadora medianía.

 

 

9) Estupidez compleja

Malena Pichot lleva años haciéndome reír, desde que apareció con «La loca de mierda» por primera vez en mi YouTube. Este, su primer stand-up, es una especie de summa de su humor durante los últimos años, caracterizados por un viraje al feminismo. El resultado es una comedia ácida que no teme en usar recursos visuales como diapositivas para reforzar sus chistes —creando, incluso, algunos de los mejores bits del especial— y que, aunque no llega a las alturas de otras grandes comediantes, sí demuestra que Pichot tiene un montón de potencial por explotar en años venideros.

 

8) The Handmaid’s Tale

Si este conteo hubiera sido el año pasado, The Handmaid’s Tale habría quedado en primer lugar. La cosa, sin embargo, fue diferente, y este conteo nos agarra en 2018, cuando la segunda temporada de la serie no logró alcanzar las impecables alturas de la primera. No obstante, esto no fue obstáculo para que la serie fuera una de las cosas más notables de la televisión del año, pese a —aunque, para algunos, debido a— su descarnada representación de diversas encarnaciones de la violencia de género. Con una fotografía que no descendió en calidad, y con un cast compuesto sólido que siempre atina —en parte a la presencia de Elisabeth Moss, quien nomás no sabe fallar—, The Handmaid’s Tale bien podría recuperarse y entregar, en 2019, una tercera temporada contundente.

 

7) Todo lo que sería

Lucas Lauriente, un joven cómico argentino, grabó Todo lo que sería como una especie de compilación del material de sus primeros años. El resultado fue estupendo: un cómico en pleno dominio de su cuerpo y del escenario, un satirista brillante que se acerca al humor político mediante observaciones cotidianas, un tipo que no le teme a la autodenigración ni a la observación irónica. Lucas Lauriente tiene apenas 26 años —su edad es como para que uno se mire en el espejo y reconsidere toda su existencia— y su comedia ya llegó más lejos de lo que pensó. No es de a gratis.

 

 

6) Last Week Tonight

El mundo es un caos que no tiene ningún sentido y todos vamos a morir. Esto es un hecho, una realidad, y John Oliver («de HBO o YouTube, según la edad que tengas») lo sabe y está ahí para ayudarnos a salir del embrollo o, al menos, a reírnos un poco mientras nos ahogamos. Aunque esta no fue la mejor temporada de Last Week Tonight, el equipo detrás de este programa no encuentra reposo, y lo mismo deslizan comerciales que se burlan de Donald Trump en sus canales favoritos que intentan salvar a uno de los últimos blockbusters del mundo y terminan con un centro de clamidia para koalas nombrado en honor de John Oliver. Last Week Tonight es la prueba viva de que la inteligencia y la profundidad no están peleadas con el humor, sino todo lo contrario: son las mejores armas para el comediante filoso. El mundo se está acabando, pero al menos tenemos al comediante más lúcido del mundo haciéndonos reír de nuestra desgracia.

 

 

5) The Haunting of Hill House

De la mano de Mike Flanagan —un geniecillo del horror responsable de dirigir Oculus y Hush—, Netflix entregó una de las cosas más escalofriantes del año. The Haunting of Hill House es una miniserie de terror movida por un drama humano, con los problemas con los padres y los hermanos enpalmándose con los sustos cuidadosamente planeados por Flanagan y su equipo. Así, la serie se interna lo mismo en un conflicto familiar que en terrenos sobrenaturales, y aunque hacia el final su sistema de símbolos comienza a derrumbarse, para entonces uno ya sabe que la mansión de Hill House es un sitio aterrador y memorable.

 

4) American Vandal

Tengo una debilidad por los falsos documentales. Me gusta la sátira, la parodia, la burla, y un falso documental es el máximo nivel de sátira, parodia y burla, toda vez que calca hasta la forma misma en que se filman los objetos a parodiar. En ese sentido, American Vandal, que estrenó su segunda temporada este año, es una parodia finísima, que imita desde el tono en el que suelen hablar los testigos en los documentales de crimen, hasta sus paletas de colores, estilo de secuencia de créditos, estructura y hasta personalidad de los documentalistas. Lo que sale de ahí es una estupenda sitcom, sí, pero también una intriga adictiva, una trama enganchadora que no deja de provocar carcajadas a cada momento. Uno de sus episodios, Sh*t Talk, es además un minucioso y cariñoso estudio lingüístico del lenguaje adolescente en internet, y les juro que es infinitamente más divertido que la forma en la que lo describo.

 

3) Sharp Objects

Si necesitas a una mujer para escribir una historia de crimen y mujeres, Gillian Flynn es la persona adecuada para hacerlo. Ya escribió Gone Girl de David Fincher, y este año escribió Sharp Objects, dirigida por Jean Marc-Vallée, y Widows, dirigida por Steve McQueen. Sharp Objects es una miniserie sobre una reportera que debe viajar a su pueblito natal, en el midwest estadounidense, a fin de investigar un asesinato de una chica adolescente. Conforme la trama avanza —y la reportera, Camille, se inmiscuye más y más en la averiguación—, más claro comienza a resultar que esa pesquisa está íntimamente relacionada con Camille, cuya asfixiante madre y demandante hermana no dejan de aparecer para entorpecer su estancia. Sharp Objects se siente en la piel como una navaja que rasga y rasga y no se detiene ni se detendrá hasta que tope con hueso.

 

2) Atlanta/This is America

Este fue un año fenomenal para Donald Glover, también conocido como Childish Gambino. Su carrera como músico —la carrera de Childish— y su carrera como actor, director y guionista —la de Donald Glover— convergieron en dos puntos: la segunda temporada de Atlanta, titulada Robbin’ Season, y el video de This is America, dirigido —como varios episodios de la serie— por Hiro Murai. Tanto la serie como This is America son un largo paseo por la experiencia de vivir como afroamericano pobre en Estados Unidos, cada uno con sus correspondientes virtudes: en This is America, un sensacional performance del Donald Glover bailarín en un video lleno de simbólica crudeza; en Atlanta: Robbin’ Season, una serie que cada vez se desprende más de las convenciones de la sitcom y que no teme entregar episodios de terror —Teddy Perkins— o suspenso —Woods— con incisivos comentarios raciales que no aleccionan tanto como que ilustran. Impecable.

 

1) Contrapoints

Este perfil de la New Yorker dice de Natalie Wynn, también conocida como Contrapoints —o «nuestra reina», si perteneces ya al fandom—: «una de las pocas celebridades menores de YouTube que es tan lista como ella cree que es». Es verdad. Natalie Wynn no solo presenta un grado de refinamiento mayor al del youtuber promedio —ejecuta los mismos gags, como hablar con personajes encarnados por ella misma, pero con mayor ingenio y sofisticación, manteniendo largas discusiones argumentadas de acuerdo a la personalidad de cada creación—, sino que es considerablemente más lista. Comenzó su canal hace unos años, antes de comenzar su proceso de transición —al que, por cierto, no tiene ningún temor de someter a un humor híper ácido, de forma tal que no haya trol capaz de hacer mella en su honestidad—, y conforme ha pasado el tiempo se ha especializado en analizar desapasionadamente argumentos de la derecha norteamericana —muchos de los cuales pueden verse en nuestro país en cierta parte de la centroderecha—, sometiéndolos a un escrutinio del que, naturalmente, rara vez saldrán vivos. Natalie Wynn es una extraña muestra de una celebridad que, lejos de la hipérbole y el juicio expedito tan comunes en internet, logró la repercusión mediática gracias a la calma y la paciencia de explorar los argumentos que nadie quiere revisar. Un oasis de inteligencia en un desierto de estupidez y dogmatismo disfrazados de juicio crítico.

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