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Somos lo que decimos: Planchar un asunto.  

Labores y enseres domésticos1  

Ricardo Ancira | 01.03.2016
Somos lo que decimos: Planchar un asunto.  

Barrer hacia/para adentro, “no jalen, que descobijan”, “el comal le dijo a la olla”, una cubetada de agua fría, “jarrito nuevo, ¿dónde te pondré?” son dichos inspirados en el hábitat más íntimo, nuestra casa, donde nos sentimos protegidos, rodeados de nuestros objetos personales.

Comen en el mismo plato personas muy cercanas. Los mustios no rompen ni uno y dejan que sean otros quienes paguen los rotos (excepto en las bodas griegas). Son platos de segunda mesa los convocados cuando algún invitado cancela. El plato fuerte es un momento/acontecimiento estelar.

Se sirven con la cuchara grande los avorazados. Meter (mi/tu/su) cuchara es entrometerse. Cucharada y cucharadita ahorran explicaciones: una sopera, la otra de café. Ser cuchill(ito) de palo, con la imagen de “matar lentamente”, es una hipérbole para decir fastidiar.2 Las puñaladas por la espalda/traperas implican traición. Tomar/echarse una copa se considera una metonimia (continente por contenido) excepto para los faquires que sí ingieren vidrios. “Tienen mala copa” los borrachos impertinentes. En varios deportes hay copas, ya que esa forma, estilizada, tiene el trofeo en disputa. Los galardones de sendas disciplinas deportivas son una ensaladera y un tazón.

Los timoratos se ahogan en un vaso de agua; los optimistas lo ven medio lleno, los pesimistas, medio vacío. Buenos ejemplos de usos figurados del término coladera son las aduanas y cárceles mexicanas así como los porteros maletas.3 En bandeja de plata implica tener facilidades para conseguir algo; la mesa puesta tiene un significado análogo. Estar de manteles largos significa recibir personas importantes. La sobremesa es un criticado logro de la civilización.

La palabra armario, a pesar de lo que evoca, nombra al mueble para guardar ropa y otros objetos (en tiempos remotos, tal vez armas). El drae lo presenta como un cuasi sinónimo de alacena (del árabe hispánico alhazána).4 Curiosamente, el lexicón no la especializa en comestibles, como hacemos los mexicanos. Los clósets lo mismo pueden ocultar cadáveres que homosexuales vergonzantes. Es “un ropero” un hombre alto y fuerte, como toro o bien roble en metáforas, respectivamente, animal y vegetal. Tener una luna dentro de la habitación sería poético si los roperos carecieran de ella.

Además de planchar algo (una ley o un acuerdo, por ejemplo), con el sentido de cabildear exitosamente, se puede planchar oreja, manera jocosa para decir dormir. Planchar (a alguien), en registro vulgar, es fornicar.

Las puertas se abren cuando tienes poder o dinero; de lo contrario se cierran. Cuando alguien honesto se hace cargo de una organización corrupta “barre hacia abajo”, es decir que empieza por los sinvergüenzas de mayor jerarquía; estos bribones tratan entonces de moverle el tapete. Los delincuentes de cuello blanco no lavan camisas sino dinero; los medrosos, las manos; los hipócritas, la cara. Tener (a alguien) en jabón significa esperar el momento oportuno para vulnerarlo. La ropa sucia casi nunca se lava en casa.

Otras metonimias consisten en llamar cafetera a una carcacha; estar/agarrar la jarra, que connota borrachera. Está en la olla el amolado (nada que ver con nuestro guiso). Un negocio puede estar en la estufa/el horno. Por el contrario, los legisladores, que suelen tener el/la sartén por el mango, se especializan en meter en el congelador/la congeladora los proyectos de ley que podrían afectar sus intereses. Cuando les place, a esta la usan como trapeador. No es de extrañar que se los caricaturice como una bola de grillos brincoteando dentro de una olla.

Son de cajón las frases estereotipadas. Los prescindibles se transforman en floreros y en saleros los inoportunos. El “estómago de lavadero” es el ornamento de los atletas.

Hacerle la cama (a alguien) significa intrigar para perjudicarlo. Guardan/caen/están en cama los enfermos. Por su parte, los donjuanes tratan de “encamar” a cuanta mujer conocen. Es bueno tener un colchón, es decir un margen, ya de tiempo, ya de dinero. Los ricos acostumbran dormir en sábanas de seda; a los retardatarios “se les pegaron las sábanas”. El salto de cama no es algo erótico ni gimnástico sino una bata ligera.

Buró es un inexacto galicismo nuestro;5 en España lo nombran con otro, este sí literal: mes(it)a de noche, como si desapareciera durante el día. Son “de buró” los alcohólicos avergonzados. En las salas, las mesas de centro siempre están descentradas.

Son enseres antiguos el molinillo chocolatero, el baldaquín, la bacinica y el aguamanil.6 Los cacharros son trastes/aparatos viejos. En el Cono Sur, en los caceroleos/caceroladas se repudia a quienquiera que ocupe la silla.

Las tacitas de plata están impecables, no así las del baño, de no peor aroma que las tasas de interés. “Todo cabe en un jarrito sabiéndolo acomodar”, aunque sean muy pocos los objetos que logran pasar por su estrecha boca. Ser un pusilánime o un perezoso es “estar tirado/echado en la hamaca”. De quien posee gracia/donaire se decía que era saleroso/tenía salero.

Las cortinas de humo esconden la realidad, que asimismo puede ocultarse “bajo la alfombra”. Desempolvar, en cambio, es recuperar algo del olvido. Siempre intenta pasar desapercibida “la mano que mece la cuna”.

Hay bancos de peces, sangre, datos, arena, esperma, hielo o niebla. Destaquemos aquí los bancos en que nos sentamos y aquellos que se nos sientan en el espinazo.  ~

 

 

1 No se incluye lo culinario ni lo arquitectónico, vistos en sendos apuntes anteriores.

2 Entre nosotros, fregar es un equivalente.

3 Los viejos recordarán a un guardameta de los setenta conocido como El Cuate Calderón, a quien el ingenio popular rebautizó como “Coladerón” por sus constantes pifias, disperso que estaba “actuando” en fotonovelas.

4 Por nuestro bien, más vale que los estadounidenses nunca sepan que nuestras palabras alcalde y alcaide provienen de esa lengua: alqád. i (juez) y alqáyid (conductor de tropas), cercanas a una que los horroriza y que significa “la base”.

5 Oficina o escritorio, en francés.

6 Bella palabra compuesta (agua y mano): conjunto de jarra y palangana que antaño se utilizaba para lavarse “por encimita”.

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Profesor de literatura francesa en la Facultad de Filosofía y Letras, y de español superior en el CEPE de la UNAM, RICARDO ANCIRA (Mante, Tamaulipas, 1955) obtuvo un premio en el Concurso Internacional de Cuento Juan Rulfo 2001, que organiza Radio Francia Internacional, por el relato “...y Dios creó los USATM”. Es autor del libro de relatos Agosto tiene la culpa (Samsara, 2014).

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