Más de dos mil años después, Roma revocó la sentencia que desterró al poeta Ovidio. La asamblea legislativa de la ciudad (Assemblea Capitolina), asumiéndose sucesora de la Roma Imperial, ha decidido reparar el grave daño que se le hizo al autor de Metamorfosis, Fastos, Amores, Arte de amar, entre otros, rehabilitándolo por completo. Eleonora Guadagno, del Movimiento 5 Estrellas (partido populista del comediante Beppe Grillo), defensora de la propuesta, declaró que con esto se quieren “cambiar las decisiones tomadas por Augusto y sólo por Augusto. Con esta votación, estamos reparando aquel mal”.

En realidad no se conoce cuál haya sido la razón de la sentencia del emperador César Augusto que supuestamente desterró a Publio Ovidio Nasón, y algunos han puesto en duda incluso el exilio del poeta, en cuyo caso su Ibis, sus Pónticas y sus Tristes sólo serían ardides literarios. En esta última obra, firmada a orillas del Mar Negro, en La Dubruya, hoy Rumania y entonces un remoto confín del imperio, Ovidio dice que el motivo de su expulsión había sido carmen et error (“un poema y una equivocación”), pero nunca lo aclaró del todo.

Ovidio ha sido traducido en México, entre otros, por Anastasio María de Ochoa y Acuña, Rubén Bonifaz Nuño y José Quiñones Melgoza. Luis Miguel Aguilar publicó versiones de algunas fábulas de Metamorfosis.

Gonzalo Rojas, el poeta chileno que también conoció el exilio, dialogó con Ovidio en un poema que lleva, como epígrafe, los primeros versos de la tercera elegía del primer libro de Tristes:

Cum subit illius tristissima noctis imago,

qua mihi supremum tempus in Vrbe fuit,

cum repeto noctem, qua tot mihi cara reliqui,

labitur ex oculis nunc quoque gutta meis.

Cuando imagino aquella noche tristísima,

mis últimos momentos pasados en la Urbe,

cuando revivo esa noche en que dejé atrás

tantas prendas queridas,

resbala de mis ojos, incluso ahora,

una lágrima.  EP