SOMOS LO QUE DECIMOS: "Llévate tu itacate"
Nahuatlismos en el habla mexicana1
Los hispanohablantes en ocasiones podemos optar entre sustantivos latinos o arábigos (cisterna/ aljibe, munícipe/alcalde, armario/ alacena. Los mexicanos contamos además con vocablos de origen prehispánico: tecolote/búho, molcajete/ mortero, tlapalería/ferretería, papalote/ cometa. Por eso, igual comemos pavo en Navidad que mole de guajolote en otras celebraciones.2
Palabras como tomate y chocolate entraron en el español y, vía éste, en otras lenguas.3 Como indica la lingüística, la influencia fue mayor en el léxico que en la gramática.
Es lógico que la mayoría se refiera a animales y vegetales del hábitat. Entre los primeros los hay comestibles: guachinango, acocil, chapulín, escamole, chichicuilote, jumil o derivados, como el jocoque. Otros son cenzontle, cuija, ocelote, pinacate, tlaconete, quetzal, ajolote, tuza y capulina (viuda negra).
Hay plantas que son ingredientes (epazote, chile, quelite); bebidas: pulque (también neutle), mexcalli (tipo de agave); frutos (capulín, elote, ejote, tejocote, zapote, jitomate),4 o bien platillos: tamal, huauzontle, memela, tlacoyo. Con maíz cacahuacintle se prepara el pozole; mixiote es una metonimia (piel de la penca del maguey). Al cacao, el inglés, proclive a la dislexia, nos lo regresó como cocoa. Otros vegetales son zacate, tule, cempasúchitl, biznaga (huitzlli quiere decir ‘púa’ y náhuac, ‘cerca’), huizache, ahuehuete, oyamel y ayacahuite (coníferas). Paradojas tan nuestras: al prehispá- nico chicle lo universalizó míster Adams.
Comal, cacle (sandalia), equipal, huacal, chicote, jícara y malacate son utensilios. A lo social pertenecen tata (padre o abuelo), cuate (de cóatl: ‘mellizo’ o ‘culebra’), chamaco, nene (de nenetl), chimisclán. Entre las ocupaciones están el despectivo achichincle, nana (de nanahtli, duplicación de nantli, ‘madre’), mapache (animal silvestre y, a partir del pri, defraudador electoral), mecapalero, jimador.
A la sexualidad corresponden chingar (de tzintli: ‘ano’), camote, mayate (ade- más de un escarabajo, se refiere a un he- terosexual que sodomiza a otro hombre), tepalcuana (‘nalga’, de tepalca-cuani), chipocludo (‘con un chile grande’), coyón (de cooni: ‘horadarse’),5 aguacate (cuya segunda acepción es testículo), meco, chichi (curiosamente idéntico al sustanti- vo japonés).
Como se ve, los mexicas tampoco eran políticamente correctos: escuin- cle nombra por igual a niños y perros; chichimicas podría referirse también a estos últimos. “La mujer, p’al metate y el petate”.
Piocha (barba) y chongo (de tzontli: ‘cabellos’) son adornos. Términos médicos: chipote (de xixipochtli, ‘hinchazón’), coco (de cocoliztli, es decir ‘enfermedad’ o ‘fan- tasma’), toloache (poción para aplacar a cónyuges conflictivos).
Entre los lugares se pueden mencionar jacal, tianguis y el sauna llamado temas- cal. Dos diversiones son la matatena y
la machincuepa. Al sincretismo religioso debemos copal/incienso, ayate (como el de Juan Diego; el metonímico chilpayate mencionaría una cobija de bebé) y na- hual (persona que puede transformarse en animal). Tepetate, tequesquite (sal) y chapopote (de chapopohtli) representan a lo mineral. Sorpresivamente, en España se usa un nahuatlismo (tiza, de tizatl), mien- tras que en México preferimos el latinismo gis (de gypsum, ‘yeso’).
Además de estos sustantivos, se espa- ñolizaron algunos verbos: apachurrar (de patzoa: ‘apretar’), apapachar (de papat- zoa: ‘ablandar una fruta con los dedos’), chacuelear (de chaquani: ‘empaparse’), chotear (de xoxhtía: ‘bromear’), clachar
(de tlachia: ‘vigilar’), pepenar, zopilotear. Aunque escasos, hay adjetivos y adverbios (mitotero, huasteco, al chilazo, naco,6 titipuchal, trácala); y expresiones: armarse los cocolazos o ponerse (una situación) del cocol (de cocolli: ‘golpes’), echar ca- cayacas, regar el tepache, tener ojos de apipizca (gaviota) o atole en las venas, hacerse guaje, ser (mi/tu/su) contlapache, valer un cacahuate, caer el chahuiztle (pla- ga), quebrarse la choya, ser el ahuizote (de alguien), dañino como el cruel emperador Ahuízotl. “Parece campamocha” (mantis religiosa) o “es un popote” alguien muy delgado. Como se sabe, el que tiene más saliva traga más pinole.
No tiene el mérito el compadre, sino lo que dice el indio. EP
Ricardo Ancira es profesor de Literatura Francesa en la FFyL y de Español Superior en el CEPE de
la UNAM. Obtuvo un premio en el Concurso Internacional de Cuento Juan Rulfo 2001 por “...y Dios creó los USATM”. Es autor del libro de relatos Agosto tiene la culpa (El tapiz del unicornio, 2015).
4 Xictli, en náhuatl, significa ‘ombligo’.
5 Octavio Paz lo intuyó en El laberinto de la soledad.
6 En enero de 2016, esta columna se ocupó del tema: