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#LoboConCaperuza: Libros para la gula

Luis Téllez-Tejeda | 20.11.2018
#LoboConCaperuza: Libros para la gula
#LoboConCaperuza es el blog de Luis Téllez-Tejeda y forma parte de los #BlogsEP

Un recetario es más que un conjunto de instrucciones para preparar algo de comer. Somos legión quienes tenemos entre nuestros pasatiempos [h]ojear libros y revistas de recetas, o sus extensiones posmodernas que son las páginas de internet y los programas sobre cocina en televisión o plataformas de streaming: algo hay en la preparación de la comida que nos fascina, que detiene el tiempo, que nos pone contentos y nos lleva a los mejores lugares, que -a veces- no son una cocina.

            Leer un recetario es un ejercicio sensorial realizado a través de la imaginación, nuestra mente va siguiendo los pasos, pero también haciéndonos sentir las texturas de los ingredientes; nuestro oído se despierta con los borbotones de la ebullición en la estufa; los aromas de las especias inundan nuestra nariz y ante los ojos, además de las letras, comienzan a aparecer los colores de las frutas, las verduras, la carne y la mantequilla.

            Las campañas de promoción de lectura que ponderan el viaje que se hace a través de los libros no han prestado la suficiente atención a las maravillas que la lectura de un recetario podría obrar en quienes no se han vuelto lectores voraces por no haber encontrado nunca la experiencia de transportarse a otro sitio a través de las páginas de un libro. Un recetario no exige demasiado para llevarnos al placer, lastimosamente un placer vicario, pero placer, al fin y al cabo.

            Además, las recetas no existen solas en el universo, cada una de ellas es un universo en sí misma. Los platillos encierran historias, hablan del lugar en donde surgieron, están abiertas al ingenio de cada cocinero o de cada lector que imagina qué más le podría poner a esa tarta, a ese mole, a ese ramen… Un guisado, un postre, una ensalada, nos sugieren algún pasado, cercano o remoto en el que alguien disfrutó de sus sabores, el recetario es la invitación a que nosotros perpetuemos esa cadena de gula.

            Ediciones El Naranjo, acaba de publicar La cocina encantada de los cuentos de hadas, escrito e ilustrado por la brasileña Katia Canton, traducido al españo por Paula Abramo, un libro que es un recetario con cuentos o un libro de cuentos con recetas. La autora pone en práctica todo lo que líneas arriba se ha dicho sobre los libros de cocina, toma de pretexto las historias que hemos llamado clásicas de la literatura infantil para crear platillos cuya evocación hace agua la boca.

            Canton explora la relación íntima entre los personajes surgidos en bosques fantásticos se maravillaban de una casa de galletas y dulces, o en las incipientes ciudades de finales del siglo XVII en las que los niños hambrientos soñaban con grandes banquetes. La autora nos entrega veintitrés recetas surgidas de la lectura de dieciséis cuentos, de Caperucita Roja a la Pequeña Cerillera, pasando por Barba Azul y La Bella y la Bestia, cada historia es el pretexto para preparar alguna delicia de sencilla elaboración.

            El libro despierta el interés de los niños lectores tanto por la cocina, como por los cuentos, las versiones que se incluyen están bien contadas, pero invitan a buscar la original, pero sobre todo, invitan a poner la mesa y a colocarse un delantal para precalentar el horno.

 

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