youtube pinterest twitter facebook

#LosJuevesAlSol: Samba

Manuel Cruz | 13.07.2017
#LosJuevesAlSol: Samba

La multiplicación es una herramienta fácil para deshumanizar. Bien lo sabe Alice (Charlotte Gainsbourg) en su trabajo como trabajadora en una asociación que orienta a cientos de migrantes indocumentados de Francia en un limbo burocrático. Algunos fueron arrestados de imprevisto, otros llevaban décadas en el país. La gran mayoría se irá, ilegales aunque no inútiles. Bien sabe eso Samba (Omar Sy) un migrante indocumentado que salta de un trabajo a otro y, junto a su tío, apenas sobrevive a pesar de llevar una década en tierras galas.

Alice recibe consejos de sus colegas en la asociación: no debe acercarse mucho a nadie, para evitar un encariñamiento que terminará igual de exiliado como el sujeto a quien lo podría dirigir. Pero Samba es la excepción a una sugerencia esencialmente deshumanizante: después de ser arrestado por la policía y colocado en una especie de cárcel para indocumentados, bajo la constante amenaza de que deberá abandonar el país, Samba se reúne con Alice y una de sus colegas. Ellas harán todo lo posible por defenderlo, aunque las probabilidades de éxito sean bajas. Alice le deja su número de teléfono, en caso de que él tenga problemas. Samba, transmitiendo ternura a través de sus ojos, le pide su número. Alice se lo da en un tartamudeo que acaba convertido en afirmación.

 

 

Samba es otra cinta de Olivier Nakache y Eric Toledano, mayormente conocidos por la película Amigos (donde Sy interpreta a un personaje de una condición socioeconómica y empática similar), que volverá a ser realizada en Estados Unidos. Si de Samba se hiciera un remake, sería fácil imaginar un cuento de justicia y solidaridad, en contra del pseudofacismo actual de aquella nación: Samba y Alice se enamoran, la relación se ve interrumpida por la deserción de Samba, pero, en el último segundo, una corte o un juez declara que él —a diferencia de millones en su situación— puede quedarse en el país, y todos viven felices para siempre. La cinta original si cubre la primera parte de esta premisa, pero nunca lo hace bajo un filtro utópico: por supuesto que Alice tendrá compasión, una cualidad humana aunque relativamente poco popular, por Samba. Pero eso no soluciona nada. Y paralelamente a los momentos donde Sy y Gainsbourg generan intimidad, la cinta se convierte en una exploración sobre la vida práctica de los migrantes, donde ningún trabajo es demasiado terrible, donde siempre hay gente de más para hacerlo, y donde, a diferencia de la percepción que da algunas noticias falsas, no hay racismo o denigración, sólo agotamiento en los rostros de los contratistas de migrantes, los burócratas que defienden sus derechos, los voluntarios que intentan no quererlos pero lo hacen sin darse cuenta.

La cinta no es ni una excepción amorosa y sofisticada ante la migración, ni una crónica apocalíptica de la misma, aunque ambas narrativas lleven una lucha de varios años, fuera de la ficción. Es, ante todo, un recordatorio de que la humanidad existe. No necesariamente en los discursos y los sistemas, pero en las miradas, como la primera mirada de Samba a Alice. Si bien es una historia arraigada, Samba propone ver, más de una vez, no al cielo o a otros planetas, sino al otro. Y eso debería ser suficiente, por ahora.

Samba está disponible en iTunes

Más de este autor