#LosJuevesAlSol: Historia Americana X
Historia Americana X demuestra que los neonazis son seres humanos, si un ser humano se define como aquel cuya participación en ciertas actividades lo hace cambiar de ideología. Eso le ocurre a Derek Vinyard (Edward Norton) mientras pasa tres años en prisión y comparte su condena con un prisionero afroamericano, quien es el objeto de su total odio. Pero aquel odio no se demuestra. Los dos hombres hablan sobre deportes, sobre mujeres y sobre cualquier cosa que les ayude a terminar el día.
Esta conclusión es particularmente relevante en una época de generalización eficiente, donde todos son malvados a la menor provocación. Si bien las declaraciones de Trump después de Charlottesville son falsas, la actitud inicial de los neonazis que dieron cara en aquel evento puede cambiar, con bastante velocidad y sorpresa. Lo mismo le ocurre a aquellos que pasaron casi toda su vida en ese entorno, e incluso hay una organización dedicada a "rehabilitar" a previos creyentes de esa ideología. Más que enfocarse en los métodos, conviene observar los motivos, e Historia Americana X se esfuerza en realizar esta tarea. Derek se convierte en un neonazi porque su padre, promotor de un racismo menos explícito que el de su hijo, pero racismo aún así, es asesinado por un afroamericano. Danny (Edward Furlong), el hermano menor de Derek, se suma a la causa, más por una búsqueda de identidad durante su adolescencia que por convicción ideológica. Su madre (Beverly D'Angelo) y su hermana (Jennifer Lien) observan con incredulidad y sorpresa, quizás las mismas emociones que embargan a la audiencia de la cinta, y con la idea alarmante que se refleja con precisión en la realidad: el neonazismo tiene representantes de traje y corbata, no todos sus miembros son hombres, tiene un componente internacional y tiene fuentes propias de financiamiento.
Las razones detrás de esa realidad invitan a investigaciones y debates potencialmente interminables, pero necesarios. Las razones adentro de la cinta son más simples pero igual de compatibles con la realidad: el horror de una situación particular (la muerte de un familiar, la desaparición de un trabajo, la pérdida de un hogar) conduce al odio general, y la expresión de este odio es amplia y progresivamente fuerte. Más allá de explicar la conversión y ascendencia de Derek mediante la narración de Danny, la cinta funciona como un terreno experimental para esa premisa, invirtiendo más tiempo en las acciones que en su justificación (o represión) teórica. Finalmente, la ideología neonazi está repleta de contradicciones que se descubren con una intuición razonable, pero sus acciones son las que permanecen: la muerte de Heather Heyer en Charlottesville, la masacre cometida por Dylann Roof, la masacre de una mezquita en Quebec, la batalla del IRA fríamente representada en Elephant, de Alan Clarke, y porque el odio representado en una ideología vulnerable los vincula a todos, la historia de Al-Qaeda, ISIS, y su inevitable sucesor. Las declaraciones de Trump, el egoísta e incompetente en jefe, sólo confirman lo fácil que es odiar. Pero Historia Americana X, por su parte, demuestra lo fácil que es dejar de hacerlo, con sólo ver y hablar, como forma de pasar el tiempo.
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