#Norteando: Trump vs Amazon
Un momento clave en la conversión de una democracia a un régimen autoritario viene cuando utilizan los aparatos del estado para enfrentar a sus adversarios políticos. En Rusia, las embustidas contra Boris Berekovsky y Mikhail Khodorkovsky en los primeros años del siglo actual revelaron el carácter verdadero del gobierno de Putin. Un episodio fundamental en la época de los Kirchner en la Argentina fue la campaña contra los dueños del periódico Clarín. En estos casos, un pleito personal del máximo líder político se convirtió en una prioridad del estado. Ejemplos parecidos sobran desde el Venezuela de Chávez, el Turquía de Erdogan, o cualquier otro país que ha vivido el debilitamiento de su democracia.
Estos ataques reflejan dos verdades eternas de cualquier estado iliberal: Que la oposición no es legítima, y los intereses del país y los del líder son uno mismo. Tales episodios representan la manifestación más pura del despotismo, y son tan ajenos del espíritu de una sociedad libre, que son casi impensables en una democracia.
Es gracias a este contexto que una serie de Tweets de la cuenta famosa de Donald Trump inquietan tanto.
A finales de marzo, Trump publicó un par de Tweets en que atacó a la gigante tienda virtual Amazon por no pagar suficientes impuestos, y por disfrutar de lo que él ve como un subsidio inapropiado del correo estadounidense que, según sus cálculos, le cuesta al fisco miles de millones de dólares. Gracias a la amenaza de Trump de incrementar sus costos de envío por 2.6 mil millones de dólares anualmente, las acciones de Amazon cayeron en picada, y el valor de la empresa perdió más que 50 mil millones de dólares en un solo día.
Como suele suceder con Trump, el contenido de su queja roza la incoherencia. Amazon, como muchas empresas grandes, ha encontrado huecos dudosos en el marco impositivo, pero no queda claro como se puede sostener que el correo nacional pierda semejante cantidad a través de sus colaboraciones con Amazon.
Finalmente, como es obvio para cualquier persona que ha seguido de cerca los corajes de Trump, lo que motivó los ataques no es la conducta de Amazon, sino el hecho que su dueño Jeff Bezos es además el propietario del periódico Washington Post, cuyos investigadores han sido la fuente de uno tras otro bochorno para el presidente. Es decir, Trump ve a Bezos como el titerero de un periodismo hostil y quiere utilizar los aparatos del estado para apretar la joya de su imperio empresarial.
El resultado de este capricho presidencial es que una de las empresas más importantes e innovadoras está bajo la lupa gubernamental. Y no es que Amazon sea perfecto, ni que tiene derecho de evitar la atención del gobierno, pero cuando los cóleras del presidente definen las prioridades del gobierno, no es una situación compatible con la democracia.
La maniobra en contra de Amazon está lejos de ser el peor ejemplo reciente del desgobierno de Trump. Para eso, tenemos su acuerdo vergonzoso con el dictador coreano y su nueva política espeluznante de separar niños inmigrantes de sus padres. Pero lo de Amazon representa quizá la expresión más inconfundible de quién y qué es Trump.