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Legalización de la marihuana para principiantes: preguntas a Aram Barra 

Andrea Sánchez Grobet | 01.12.2018
Legalización de la marihuana para principiantes: preguntas a Aram Barra 
El 31 de octubre, la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) aprobó dos amparos para usar y cultivar mariguana con fines recreativos, con lo que sumaron cinco los amparos concedidos para el mismo fin y se estableció la jurisprudencia obligatoria en la materia para todos los tribunales del país. Toca ahora al Poder Legislativo reformar la legislación para las drogas y a la Comisión Federal para la Protección con-tra Riesgos Sanitarios (Cofepris) otorgar permisos para el uso recreativo de la cannabis a los consumidores que así lo soliciten y cumplan con la reglamentación que se establezca. En diciembre de 2006, a unos cuantos días de haber asumido la Presidencia de la República, Felipe Calderón Hinojosa inauguró una “guerra contra el narcotráfico” que le ha cobrado al país más de 120 mil muertos y decenas de miles de desaparecidos, en una cuenta que se incrementa todos los días. La decisión de la SCJN implica un cambio de estrategia que le tocará al próximo gobierno ejecutar, pero que también atiende a un llamado social y coloca a México en debate abierto por la regulación federal de las drogas. Para entender cuál ha sido el camino que el país ha seguido, complementamos la entrevista con una crono-logía que contextualiza esta controversial discusión histórica. 

¿Qué significa “legalizar”? El proceso por el cual un producto o una actividad pasa de ser ilegal a ser legal. Sin embargo, el concepto no considera un modelo de política pública, no define cuáles son los controles del mercado y por eso en el debate utilizamos “regulación legal”, para describir que es necesario establecer reglas de funcionamiento al mercado que se piense legalizar.

¿Por qué ahora, más que nunca, el debate sobre la legalización de la marihuana es importante? Porque México no puede permitirse mantener la sangría que el día de hoy el Estado legitima bajo la excusa de una “guerra contra las drogas”, únicamente para responder a intereses extranjeros y olvida poner como prioridad a las mexicanas y los mexicanos.

¿Qué instancias del gobierno tendrían que participar en este debate?, ¿por qué no lo han hecho hasta ahora?  Salud, educación, seguridad, hacienda y relaciones internacionales, al menos. La mayoría de ellas han participado moderadamente, pero lo han hecho.

La regulación de ciertas drogas, ¿propicia que el consumo suba o baje?, ¿cuáles han sido las experiencias de otros países?, ¿sucede con todo tipo de consumo, médico, recreativo, etcétera?Estados Unidos, el inventor de la prohibición de las drogas, hoy tiene una crisis de opiáceos y es cada vez mayor la prevalencia de consumo reportada. Holanda, que desde hace tres décadas ha tolerado el consumo y respondido con educación y salud en lugar de justicia penal, tiene prevalencias de consumo comparables con las de vecinos como España y Portugal. La regulación legal de las drogas significa aceptar que el consumo existe y regresar al Estado la capacidad de normar el mercado que lo abastece, controlando la producción, la transformación, el empaquetamiento, la tasa y la venta al menudeo, entre otros aspectos. Todo ello, dicho sea de paso, ayuda a controlar la disponibilidad y el acceso mejor que lo que jamás lo haya hecho la prohibición de las drogas.

¿Qué no significa legalizar? Regular legalmente es establecer controles para que quienes quieran o necesiten consumir una sustancia hoy ilegal, lo puedan hacer con seguridad, información y apoyo. La política de drogas sólo se puede encargar del control de las drogas, y no suple políticas de educación, salud o seguridad.

En México la legalización de las drogas viene acompañada del problema del narcotráfico, que afecta a diferentes regiones de maneras heterogéneas. ¿Cómo afectaría la legalización a los diferentes estados afectados por el narcotráfico? La regulación legal de las drogas quita un ingreso al crimen organizado. Sin embargo, la política de drogas no puede suplir a la política de seguridad o a la política criminal. Existen muchísimos aprendizajes en materia de seguridad durante las últimas dos décadas que se deben considerar si el propósito es responder a los estados afectados por el crimen organizado, entre ellos, abandonar la militarización y la “mano dura”, pues sus consecuencias en materia de seguridad son más negativas de lo que contribuyen.

Se dice que en México tenemos un Estado débil, incapaz de hacer frente a los problemas del país. Esta perspectiva, ¿afecta también al tema de la legalización de la marihuana? No existe una política pública perfecta, el proceso al que se apegan los académicos y políticos es justamente el de monitoreo, evaluación y mejoramiento constante de cualquier intervención del Estado en los problemas sociales. El caso de la política de drogas no es diferente, cualquier modelo de regulación que se seleccione en México deberá irse adecuando con el tiempo a las necesidades y realidades que vayan surgiendo.

Y en este sentido, ¿sería más conveniente que empresas privadas manejaran la regulación del mercado, la circulación y el consumo? La diferencia entre los modelos de regulación a nivel estatal en Estados Unidos y el modelo nacional de Uruguay y Canadá yace, justamente, en una determinación para privilegiar el interés público o privado. En el caso de México, personalmente creo que el interés a privilegiar debe ser la salud pública, por lo que definir reglas de operación que limiten el interés económico de competidores privados parece sensato.

¿Podría manejarse el debate sólo como una cuestión de salud pública? ¿Deberían entrar otras perspectivas como la económica, social, de seguridad y educativa? La salud pública tiene unas de las mejores herramientas disponibles para responder al fenómeno de las drogas, por lo que sin duda debe ser la perspectiva privilegiada. Al igual que lo hacemos con otros comportamientos de riesgo para la salud, en el campo de la salud pública existe abundante evidencia sobre lo que funciona en materia de prevención, reducción de riesgos y daños y tratamiento. No sobra decir que el uso de la prohibición a través del derecho penal no ha disuadido el consumo de sustancias, pero además ha tenido inmensos impactos negativos en campos tan amplios como el medio ambiente, los derechos humanos, la gobernabilidad y el Estado de Derecho.

En la Ley General de la Salud (LGS) se establecen las dosis máximas legales de consumo personal; sin embargo, no es claro cómo se puede adquirir la sustancia legalmente. ¿Existe algún debate al respecto? No se pueden adquirir sustancias ilegales legalmente. Las sustancias descritas en la tabla máxima de portación en la LGS tienen el propósito de diferenciar entre el llamado “narcomenudeo” y el “consumo personal”. Sin embargo, el delito se sigue persiguiendo por igual en todo el país.

¿Por qué no se menciona en la ley la legalización de la distribución? México tiene hoy un modelo de prohibición de las drogas establecido en las normas. No hemos avanzado a una regulación legal, por lo que el aprovisionamiento y la distribución continúan siendo delitos federales.

¿Por qué actualmente la ley no castiga a las personas que portan drogas? La ley sí castiga a quienes portan drogas. De hecho, si bien en el papel México descriminalizó el consumo desde hace una década, aún para 2014 la Procuraduría General de la República (PGR) inició cuatro mil 856 averiguaciones previas por “consumo” y cuatro mil 19 por “posesión”, es decir 65% del total de las detenciones por drogas en el fuero federal. En 2012, seis de cada 10 presos purgaban penas por delitos de drogas, 38% por “posesión”.

¿Hay un paso anterior a esta ley?, ¿cuál es? Para definir un modelo de regulación legal de la marihuana México debe comenzar por derogar diversos artículos de la LGS, donde se conceptualiza la prohibición. Además de ello, debe expedir una ley general sobre el control de la marihuana, para empezar, defi niendo un ente regulador, reglas generales de operación y control del mercado, así como vías de distribución y venta al menudeo para ciudadanos.

Parece ser que la opinión pública cree que el uso de la marihuana podría propiciar el consumo o el abuso de otras drogas. ¿Es esto cierto? La opinión pública fundamenta casi todo lo que sabe en campañas de desinformación sobre las drogas, promovidas tanto por autoridades como por la cultura pop durante los últimos 50 años. Entre los varios impactos negativos que ha tenido la prohibición, la desinformación y las fake news son quizás uno de los campos menos estudiados. El sufrimiento innecesario de quienes sufren una adicción, así como la muerte por sobredosis, son producto en gran medida de la falta de información seria y científica.

Otra preocupación que existe alrededor del consumo de la marihuana es el turismo que vendría exclusivamente para esa actividad. ¿Qué pasó en países como Holanda o Uruguay? El turismo de la marihuana en México es una opción adicional de ingreso para el gasto público  ydebe ser bienvenido. Es necesario pensar reglas de acceso para no ciudadanos, así como ya lo hacen Uruguay y Canadá.

Si se legalizara, ¿podría controlarse de alguna forma la dosis? Sólo legalizando se puede controlar la dosis, así como establecer controles de calidad para el consumo humano, como se hace con las drogas farmacéuticas. No sobra decir que nada de esto es posible en la prohibición.

Si se legalizara la marihuana, ¿habría establecimientos ofi ciales para el consumo responsable, como en el caso de Holanda y Estados Unidos o Canadá? ¿Qué pasaría aquí? ¿Existe algún debate respecto a esto? Existen varias opciones para el abastecimiento, incluyendo no sólo establecimientos oficiales (Canadá), establecimientos comerciales (Estados Unidos) y farmacias (Uruguay), pero también clubes cannábicos (España) que permitan acceso a usuarios dentro de una comunidad autosuficiente.

Durante la Asamblea Legislativa del Distrito Federal realizada el  de julio de  se concluyó que la legalización de la marihuana sería un grave error porque, según el debate, se dispararía el consumo y se generaría una demanda de servicios de salud para lo cual no estaba preparado el gobierno de la ciudad. ¿Estamos preparados para esto, si ocurriera? Una década después de la guerra contra las drogas en México, aprendimos que ni el consumo de drogas es un problema de salud pública en México, ni la guerra la forma más inteligente, o eficiente, de inhibir la prevalencia de su uso. La guerra contra las drogas permitió crecer en más del 100% el presupuesto de la fuerzas armadas. De hecho, el gasto federal en seguridad con motivo de la estrategia de prohibición de drogas equivale a un punto del PIB cada año. Es decir, dos terceras partes de las ganancias presupuestales de la reforma fiscal de 2013, han sido gastadas en los requerimientos adicionales en seguridad instrumentados desde 2006.

El consumo de drogas como derecho individual de las personas es un argumento a favor; sin embargo, se debate que puede poner en riesgo la salud de terceros. ¿Qué piensa al respecto?, ¿este riesgo es real?, ¿qué pasa por ejemplo con el tabaco? La muerte por accidentes de tránsito es una de las categorías de defunción más importantes a nivel global, sin embargo a nadie se le ocurre prohibir los coches. Se reconoce la libertad de cada individuo de operar un vehículo y distintas jurisdicciones definen reglas y controles para sus ciudadanos, como una licencia para conducir, una velocidad máxima, etcétera. Lo sensato frente a una actividad que tiene un potencial daño a la salud individual o pública es, precisamente, defi nir reglas para el ejercicio del derecho. El caso de las drogas no tiene por qué ser diferente.

El debate de la legalización de la marihuana tiene también que ser explicado desde lo económico. ¿Puede el gobierno benefi ciarse por la legalización de la marihuana, como en Uruguay? No sólo puede el Estado tasar al mercado con el propósito de recibir un ingreso adicional, pero esa es una herramienta de política pública para disuadir el consumo de una drogas. Ese es el aprendizaje de la regulación del tabaco y del alcohol.

¿Cuál es el porcentaje real de consumidores de marihuana en el país? No lo sabemos, pues uno de los impactos negativos de la prohibición de las drogas es invisibilizar su existencia. Sin estadística apropiada se limita la adecuada respuesta de los sistemas de salud y educación.

¿Cuál sería la reacción de Estados Unidos si se legalizara el consumo de marihuana? Creo que la política de drogas de México debe responder principalmente a los intereses nacionales de las mexicanas y los mexicanos, no de Estados Unidos. Sin embargo, siendo un país donde más de la mitad de los estados tienen marihuana medicinal y una decena definen modelos regulatorios para consumo personal, nuestro vecino del norte tendría que aceptar nuestra decisión de proteger nuestra salud pública, como nosotros hemos respetado la suya. En las próximas elecciones de Estados Unidos dos estados más votarán para legalizar la marihuana con fines personales, llevando el total de estados a 11 incluyendo California, la cuarta economía del mundo.

El debate sobre la legalización de la marihuana parece estar muy presente internacionalmente. ¿A qué se debe esto? La naturaleza del fenómeno de las drogas es transnacional, por lo que requiere de una discusión internacional para establecer acuerdos comunes. Durante muchos años se intentó vender la idea de que la prohibición era la única política posible para la responsabilidad compartida de los Estados parte de mecanismos internacionales como la ONU o la OEA. Hoy sabemos que, dentro de las convenciones y otros acuerdos internacionales, es perfectamente posible tener distintas políticas de drogas que respondan a las necesidades y realidades específicas de cada país.

Algunos organismos internacionales encargados del control y la lucha contra las drogas han manifestado que las políticas basadas en planteamientos restrictivos y punitivos no han funcionado hasta ahora. ¿Qué pasa en México al respecto? México es lamentablemente uno de los mejores ejemplos de las catastróficas consecuencias que tiene la prohibición en el medio ambiente, los derechos y las vidas humanas, la gobernanza, el Estado de derecho y la lucha real contra el crimen organizado, entre otros.

¿Cuál es la diferencia entre regularización y legalización? La legalización es el acto por el cual una actividad o producto pasa de ser ilegal a ser legal. La regulación implica definir reglas de operación, es decir, establecer un modelo de política pública con objetivos claros y mecanismos para alcanzarlos.

¿Cómo se manejaría la lucha contra el crimen organizado y la legalización de ciertas drogas? Regular las drogas no suple el establecimiento de una política criminal. En México, una importante cantidad de recursos tanto del Poder Ejecutivo como del Judicial se gastan en perseguir y procesar a poseedores de pequeñas cantidades de droga. Mientras tanto, los índices de impunidad en delitos como el secuestro, el homicidio y la tortura se mantienen arriba de 95%. La regulación de las drogas es una oportunidad de despresurizar el sistema de justicia penal para enfocarse en reducir la ocurrencia de delitos de alto impacto, que verdaderamente quebrantan el orden y el tejido social.

Sabemos que la plantación de drogas como la marihuana y la amapola se encuentran en regiones con un alto índice de pobreza. ¿Cómo afectaría a las poblaciones que dependen de estas drogas para subsistir su legalización? No lo sabemos, toda la información disponible, incluso la oficial, es especulación. Una vez más, una onsecuencia de la prohibición en la generación de información sobre la realidad del fenómeno de las drogas.

En Estados Unidos, sólo algunos estados legalizaron la producción de marihuana. ¿En México se plantea el debate de manera nacional o estatal? En los Estados Unidos el uso y posesión de cannabis es ilegal bajo la ley federal. El uso médico del cannabis es legal, con la recomendación de un médico, en  estados, el Distrito de Columbia y los territorios de Guam y Puerto Rico. Otros  estados tienen leyes que limitan el contenido de THC, con el fin de permitir el acceso a productos que son ricos en cannabidiol (CDB), un componente no psicoactivo de la cannabis. Actualmente hay nueve estados que permiten el uso personal de marihuana, con dos más por sumarse en las próximas elecciones de 2018. En México sólo se puede plantear una regulación federal pues la norma para la materia, la Ley General de Salud, es de orden federal. Los estados no tienen competencia para establecer modelos de regulación por sí mismos. EP

 

 

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Aram Barra es defensor de derechos humanos, internacionalista por la Universidad de las Américas y maestro en Administración y Políticas Públicas por la Universidad de Nueva York y University College de Londres. Actualmente se desempeña como ofi cial del Programa para América Latina en Open Society Foundations.

 

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