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Tormenta sobre la campaña de Hillary Clinton

Patrick Corcoran | 08.09.2015
Tormenta sobre la campaña de Hillary Clinton

Se están juntando nubes de tormenta encima de la campaña presidencial de Hillary Clinton, y la mayoría son su propia obra.

El uso de un correo electrónico personal durante su gestión como secretaria de Estado es un fiasco. Las versión de Hillary es que optó por usar una cuenta personal al llegar al puesto en el 2009 para simplificar la vida, pero eso es absurdo e irrelevante. Irrelevante porque cuando se trata de la comunicación de alguien en un puesto tan importante, la conveniencia personal queda muy por detrás de los intereses del país. Y es una explicación absurda porque tuvo que contratar a un especialista para arreglar un sistema paralelo al oficial que ya estaba funcionando. No hay nada fácil en eso.

Peor aún, Hillary habla del asunto solamente a regañadientes. Contesta las preguntas con un aire de superioridad y con una evidente frustración con quienes se dignan a cuestionarla. Dijo en una entrevista reciente: “Lamento que esto haya confundido a la gente”, como si fueran injustas las críticas e infundadas las preguntas. Es una mujer con muchos pantalones que arma un sistema tan complicado por razones que no tienen sentido, para luego insinuar que los demás son los bobos que simplemente no comprenden.

En fin, todo eso nos deja con la sensación de que Hillary disimula. La explicación más coherente es que ella armó el sistema alternativo de comunicación a propósito para evitar que se les entregara a los ciudadanos que hicieran pedidos ante la ley FOIA (versión gringa del IFAI). Hay algunas preocupaciones de que, al armar su sistema personal, Hillary haya hablado de asuntos clasificados a través de un medio no seguro, que puede ser verdad aunque sigue sin haber mucha evidencia de ello. Lo más probable es que hay un montón de detalles incómodos sobre la vida de los Clinton y, sobre todo, de los negocios de su esposo Bill, el expresidente convertido en recaudador de fondos dizque filantrópicos de fuentes muy dudosas.

El tema de su email es el que más perjudica a Hillary por el momento, pero no es el único. Hace unas semanas, se reveló que Bill había pedido permiso al Departamento de Estado para dar un discurso pagado en dos de los países más infames del mundo: Corea del Norte y Congo. Nunca se llevaron a cabo aquellos viajes, pero el episodio alienta las sospechas sobre la mezcla sucia entre las andanzas mundiales de Bill y el puesto de Hillary como secretaria de Estado.

Y ahora, para colmo, el único rival demócrata viable de Hillary, el vicepresidente Joe Biden, está considerando una entrada para retar a la gran favorita.

¿Los baches en el camino de Hillary cambiarán el rumbo de las elecciones? Lo más probable es que no, cosa que no habla bien del electorado estadounidense ni de las alternativas de Hillary. Por más que Biden cae bien al electorado, se ha postulado para la presidencia en dos ocasiones y en ambas su campaña estuvo llena de desaciertos embarazosos. El otro candidato demócrata del momento, Bernie Sanders, es un exsocialista cuya campaña es una protesta más que una aspiración seria a la Casa Blanca. Y los republicanos están más enfocados en ofender a los latinos que en construir una coalición electoral viable.

Pero, si bien la candidatura de Hillary sigue siendo la más formidable de todas, su inhabilidad para manejar una cosa tan sencilla como su correo electrónico crea más dudas sobre una futura gestión clintonista.

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Imagen: Flickr.com/“Hillary Clinton-Portrait” by DonkeyHotey

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