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Hillary tiene el camino libre a la candidatura de su partido

Patrick Corcoran | 20.11.2015
Hillary tiene el camino libre a la candidatura de su partido

El mes pasado ha sido muy agradable para las ambiciones presidenciales de Hillary Clinton. El único rival demócrata formidable, el vicepresidente Joe Biden, anunció el 21 de octubre que no se postulará para la presidencia. Ya que los demás precandidatos son de poco monto, le deja a Hillary el camino abiertísimo a la nominación.

También en octubre tuvo dos apariciones públicas en las que le recordó al electorado precisamente cuáles son sus características más destacables. La primera fue el inicio de los debates demócratas, el 14 de octubre, cuando estuvo por encima de todos los demás presidenciables. Fue una confirmación de lo que se sabía —los pretendientes como el senador Bernie Sanders, el exgobernador Martin O’Malley y el exsenador Jim Webb nunca fueron candidatos viables— pero vino en un momento clave. Durante meses la campaña de Hillary venía tambaleándose. Algunas encuestas ya la tenían por detrás de Sanders en los estados más importantes, y Sanders la había alcanzado en los reportes sobre la recaudación de su campaña (una medida común de la salud de un candidato). El debate logró despejar algunas dudas de que Hillary simplemente no sabe hacer campaña.

El segundo evento, y el más importante, fue su comparecencia ante el comité especial para investigar el ataque contra las instalaciones diplomáticas en Libia en 2012, en el que murieron el embajador y tres oficiales más. El comité especial de la Cámara de Representantes lleva años buscando echarle la culpa a Hillary. Sus objetivos son claramente políticos; es liderado por republicanos que buscan ensuciar la campaña de Hillary antes del arranque, y no hay ninguna evidencia de que un error suyo haya facilitado el ataque mortal.

La reunión del comité el 22 de octubre representó el último intento de sacar algo de provecho político del asunto, de cachar a Hillary en un desacierto embarazoso. Sometieron a la exsecretaria de Estado a 11 horas de cuestionamiento en un solo día, esperando que el cansancio la dejara más vulnerable a un tropiezo mental. Sucedió totalmente lo contrario. Hillary contestó todas las preguntas y desinfló todas las insinuaciones, demostrándose a la altura de la presión. En cambio, los miembros republicanos del comité se retrataron una vez más como una bola de histéricos y mezquinos.

Desde hace casi 25 años, Hillary ha sido una figura que inspira histeria a sus adversarios políticos, y su comparecencia demuestra de sobra que sabe lidiar con su agresión como una maestra de jiujitsu. Será una habilidad importante en la elección general, ya que la principal opción más moderada de los republicanos —Jeb Bush— está en graves problemas, y hay una gran posibilidad de que el partido elija un verdadero tirabombas.

Hace unos meses me quejé en este espacio de los conflictos de interés que enredaban a Hillary y su esposo, debido a las donaciones millonarias de muchos individuos adinerados a la fundación de Bill mientras Hillary servía de secretaria de Estado. El incentivo para la corrupción es obvia, y algunos de estos donantes recibieron decisiones favorables del departamento de Hillary, algo que huele muy mal. En un mundo ideal, el electorado sí castigaría a Hillary por su pobre juicio.

Por desgracia, no vivimos en ese mundo. En el real, ella se está consolidando como la candidata más fuerte.

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Foto: Flickr.com/"Braiiiinnnsss" by Lucas Cobb

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