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Correo del lector

Este País | 01.03.2016

 

Muy buena la columna “Taberna” de Fernando Clavijo de febrero sobre cine y comida, con todo y su recomendación de ese cuidado y agradable restaurante japonés llamado Taro, tan discreto como disfrutable, que está en Av. Universidad. En muchas cosas coincido con el autor, pero discrepo en el hecho de que le parezca absurda la lista de los 50 mejores restaurantes del mundo. En mi opinión esa lista, como las guías culinarias en general, son pautas que orientan al viajero y ponen el foco sobre algunos lugares a los que muchas veces les conviene la promoción. Me parecen útiles con todo y su dosis de esnobismo. Celebro la presencia de la comida en la revista. Las colaboraciones de Luis Bello en el suplemento son magníficas. Y sus recetas deliciosas y fáciles de seguir. Me encantan.

Ana Luisa Briones Aldana

Ciudad de México

 

Qué eficaz e inquietante la portada del número de febrero en la que se pone la silueta de México bajo el microscopio. La idea de mostrar un país lleno de bacterias es genial. Y me pregunto cuál es el resultado de ese análisis de laboratorio. ¿De qué estamos más enfermos? ¿De corrupción, de impunidad, de silencio cómplice? ¿Hay esperanza o se trata de enfermedades terminales? Sean cuáles sean las respuestas, si es que las hay, tratar de identificar y aislar los males nacionales es importante. Confiemos en que en algún lado esté el principio. Enhorabuena al diseñador.

Eva Jiménez

Cuernavaca

 

Muy bueno el texto de Edmundo Vallejo [“El ciudadano de a pie y su contribución”]. Lo recomiendo ampliamente, para dejar una “huella ciudadana”.

Raúl Calcáneo A.

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Felicito a Martirene Alcántara por su trabajo fotográfico. Es muy atractivo y plástico.

Luis Mario Vivanco

Monterrey

 

Maravilloso el fragmento de una de las fotos de Martirene Alcántara que ilustran el número de febrero de Este País.

Fernando Fernández

Twitter

 

El humor punzante de la prosa de Bruce Swansey impacta porque pone el dedo en la llaga de los horrores contemporáneos. Las estampas que conforman “Banalidad” en el mes de febrero son tan buenas como escalofriantes. Su columna, con acierto llamada “Prohibido asomarse”, resulta aterradora y magnética. Pinta esa maldad sorda de nuestros tiempos, que se gesta en individualismos extremos siempre al borde de la locura.

Gabriela Gómez Murrieta

Ciudad de México

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